Acabamos de arrancar un año con nuevos propósitos que seguramente se repiten de años anteriores, que fueron fallidos y lo serán.

Antes de que tocaran las campanadas, mi tío nos preguntó qué pretendíamos conseguir este año y todos los allí reunidos dijimos exactamente lo mismo: dejar de fumar, adelgazar, aprender idiomas, hacer ejercicio...

Es gracioso que el día 31 de diciembre todos tengamos en mente los mismos objetivos y, conforme van cayendo las hojas del calendario, todo parece olvidársenos hasta el próximo 31 de diciembre.

Pero, ¿por qué razón ocurre esto? Lo cierto es que la gente se marca propósitos pero no hace ningún esfuerzo para cumplirlos, simplemente creen que por pedirlo ya tienen suficiente.

En resumen, que más que propósitos son cosas que les gustaría que pasasen.