LA BUROCRACIA

Cuánta razón tenía Mariano José de Larra

Pepe Extremadura // Cantautor

La paciencia es una virtud, excepto cuando se trata de apartar los inconvenientes. Son palabras de Margaret Thatcher, aquella dura negociadora inglesa. Pero no teman, que no voy hablar aquí de la exprimera ministra británica, sino de burocracia, ventanillas y paciencia. Aquel que no haya hecho nunca cola ante una ventanilla no creo que pueda entender a lo que me refiero. Las gentes de la tercera edad y otras que no lo son. Esos que tienen que desplazarse obligatoriamente hasta la capital, desde pueblos lejanos para arreglar algún papeleo que siempre se complica más de lo previsto, saben de sobra de lo que estoy hablando.

Hay mil formas de perder una mañana, o una tarde, en este mundo de las citas, las gestiones, las consultas y los papeleos sinfín. Ponerse en una cola sin invocar al santo Job es, cuando menos, una temeridad. Las consultas de los médicos, por ejemplo, me traen a la memoria la copla zumbona, aquella de los años cuarenta, que aún me suele cantar mi madre de vez en cuando: «Los viajes en la Renfe sólo tienen una paega, y es que sabes cuando sales, pero nunca cuando llegas)».

El médico te puede citar a las nueve de la mañana y recibirte con suerte, a las once o a las doce, ya al borde del infarto. Evidentemente, no todos los médicos hacen eso, pero....

Por otra parte, hay que hilar muy fino cuando se está en una cola esperando porque ¿y si falta un sello, un volante o un pequeño dato? !Ah! entonces es terrible el peregrinar de piso en piso o de ventanilla en ventanilla, donde pueden decirte con sequedad: «Esto es en el departamento de asuntos varios». Y es que no hay flexibilidad ninguna. El funcionario a lo más que llega es a contestar: «Yo cumplo con mi deber» y la pelota sigue, pasa que te pasa...

Aquella cumbre de la literatura llamada Balzac lo dejó dicho y escrito rabiosamente: «La burocracia es un mecanismo gigante operado por pigmeos». Ciertamente hay gloriosas y benditas excepciones. Por tanto, ante tales perspectivas, a los ciudadanos de a pie únicamente nos queda eso, la paciencia.

DE PROFESIÓN POLÍTICO

Los mejores

Pedro Serrano // Antoñán del Valle (León)

La profesión de político ya no goza de prestigio. A las mentes más valiosas no le apetece meterse en el barrizal en que se ha convertido la política. Solo algunos mediocres, con ambición de poder, escasa altura intelectual y endeble categoría humana, se atreven a participar en el actual circo político.

Podríamos decir que, en estos momentos, el mundo está pilotado por una tripulación anodina, más apta para estrellarnos en cualquier momento que para mantener el vuelo de forma estable y segura. Pero la política es demasiado seria como para dejarla en manos de ineptos y mentes irreflexivas. Los tiempos que nos toca vivir demandan una gobernanza global más justa y sensata.