El periodismo deportivo se pregunta cuáles son las claves de la eliminación del Barça en la Champions y dan solo tres alternativas: los jugadores, el entrenador o el Liverpool. Sinceramente, creo que falta la más importante y única: el presidente Bartomeu y su directiva (con Rosell incluido en la anterior etapa). Se dedicaron y se están dedicando a desmantelar todo lo que creó la directiva de Joan Laporta y su entrenador estrella, Pep Guardiola.

Teníamos al eterno rival, el Real Madrid, totalmente impotente ante el despliegue de juego del Barça. También el resto de rivales más importantes de Europa. Todo el mundo admiraba al Barça por su juego y su seguridad de mentalidad ganadora. Y ahora, ¿que tenemos? Un equipo miedoso que ha perdido el sistema de juego de excelencia que teníamos, iniciado por Johan Cruyff e implementado de forma inmejorable por Guardiola. Ahora tenemos un buen entrenador pero con evidentes carencias para llevar un equipo como este. Con Guardiola y Laporta, el Madrid estaba contra las cuerdas y Rosell, con Bartomeu en la sombra, le dio oxígeno (no defendiendo al equipo técnico y a la plantilla de aquel momento) y la posibilidad de remontar lo que entonces se veía como fenómeno imparable desde la meseta.

La campaña orquestada desde Madrid contra Guardiola y la anterior directiva fue muy feroz. Por la inercia del equipo, Luis Enrique consiguió un triplete que el barcelonismo pagará muy caro por el asentamiento que supuso de la directiva actual.

Esta temporada también teníamos al Madrid contra las cuerdas y el equipo de la directiva de Bartomeu le ha vuelto a dar oxígeno. Por el bien del barcelonismo y del Barça Bartomeu tendría que dimitir y convocar elecciones para intentar dirigir este camino de destrucción que la actual directiva hace tiempo que ya puso en marcha.