Los votantes hicimos nuestro trabajo y la realidad es la que es. Son pocas las candidaturas que no necesitarán apoyos de otros para conseguir el poder municipal o autonómico, así que ahora los partidos deberán negociar y lograr pactos de legislatura o de gobierno. Sean los que sean los pactos que se alcancen, seguro que no contentarán ni a todos sus militantes ni a todos sus votantes porque inevitablemente todos los partidos cederán, renunciarán, rectificarán y hasta se contradecirán en mayor o menor medida. Habrá quien lo celebre, pero también quien se lo tome como una traición.

Alguien debería explicar que cuando no hay mayorías la política se hace negociando y cediendo en parte para obtener en parte. Si nos atenemos a lo que cada partido declara, hay demasiados monstruos en el caleidoscopio que han dejado las elecciones del 28-A y del 26-M: la ultraderecha, el trifachito, el trío de Colón, los gobiernos Frankenstein o franconstein, la izquierda, los podemitas bolivarianos, la ultraizquierda, los comunistas, los nacionalistas, los independentistas, los herederos de ETA, los constitucionalistas y los anticonstitucionalistas. Líneas rojas entrecruzadas de unos y otros con música de fondo. Pero en el caleidoscopio, las piezas de colores son las que son y en cada giro posible el dibujo es distinto. Y de eso se trata, de encontrar el dibujo definitivo para que sea el más adecuado o simplemente el posible, dando tantas vueltas como sea necesario para encontrarlo. Lo que no es posible es que algunos cristales no aparezcan, porque todos son legítimos representantes de la voluntad general.