En septiembre del 2015, en una playa turca apareció muerto Aylan Kurdi, de 3 años, ahogado junto a su hermano Galip, de 5. La foto de Aylan sensibilizó a la comunidad internacional. A los ocho meses de la foto, más de 340 menores corrieron su misma suerte, sin que llegase a la conciencia de la clase política. En la cumbre europea del 2015, en el reparto de refugiados a España le fueron asignados 17.337, y el presidente Rajoy se comprometió a aceptar a 14.931, pero apenas llegaron un 9%. Se incumplieron los acuerdos, y la UE tampoco se esforzó en obligarle. Ahora, cinco años después, un incendio destruye uno de los campos de refugiados, dejando a la intemperie y sin nada a 13.000 personas, con familias y numerosos niños. Moria está dentro de la UE, y es una vergüenza de la clase política europea que pasen el problema a Grecia, país con escasos recursos. La comisión de la UE tiene que buscar una solución humanitaria.