Durante el estado de alarma la industria cárnica ha continuado generando unas 130.000 toneladas semanales de carne y unas 20.000 toneladas de productos cárnicos para abastecer las carnicerías y establecimientos de alimentación españoles, conforme a los datos facilitados por la plataforma Carne y Salud.

Con el confinamiento, la demanda ha sido sensiblemente superior a la habitual por parte de la distribución, pero se ha tenido que hacer frente a una mayor dificultad para las exportaciones y al cierre de la hostelería y la restauración. Y es precisamente en los productos cuya demanda está en mayor medida supeditada a estos negocios, como el cochinillo, el cordero o el cabrito, donde la crisis está teniendo efectos más devastadores.

Extremadura concentra el 23% del censo de ovino español —es la región con mayor número de cabezas—, el 13,5% del vacuno y el 5% de porcino. En cuanto a la fabricación de carne y elaborados, en territorio extremeño se produce en torno al 5% del total nacional, una proporción sensiblemente inferior, ya que una buena parte de los animales criados en las explotaciones extremeñas acaba en industrias de fuera.

Juan Metidieri, presidente de APAG Extremadura Asaja, asegura que toda la cabaña ganadera está pasando una situación crítica en estos momentos. El ovino y el caprino son los sectores más afectados, pero el resto también está acusando severamente la crisis, sostiene. En el caso del porcino, «no se está cubriendo el costes. Lo está pasando realmente mal». «Lo que es cebo campo, que es lo que se está comercializando ahora para matadero, de unas 12 a 14 arrobas se estaban haciendo antes de empezar el covid con contratos a 21,7 euros y 22 euros la arroba. Estas semanas ha llegado a caer a los 12 euros, aunque ahora ha remontado un poquito hasta los 14». Peor está la situación con los lechones, «que los están prácticamente regalando. No hay quien los quiera».

En cuanto al ovino, para paliar el descenso de la demanda se está fomentando la venta ‘on line’. En Extremadura la está realizando la cooperativa Oviso (EA Group), que comercializa corderos y medios corderos certificados por Corderex y listos ya para cocinar a través de su web. «Es algo que está funcionando bastante bien», asegura el director técnico de esta IGP extremeña, Raúl Muñiz.

Ventas a los países árabes

Los países árabes han sido otra vía de salida para las ventas extremeñas. Sobre todo a El Líbano, un mercado en el que ya se trabajaba, y al de Arabia Saudí, que se ha abierto este año. Hasta allí han ido a parar en barcos 150.000 animales vivos desde España, buena parte de ellos procedentes de la región, para abastecer al incremento de la demanda de su carne con motivo del Ramadán y la fiesta del cordero.

En febrero se firmó el acuerdo que permite la exportación de corderos vivos a este país, tras la visita del Gobierno saudí a España en noviembre. Sin embargo, los envíos no estuvieron exentos de dificultades, ya que tras la salida del primer barco en marzo, las autoridades saudíes cerraron el mercado paralizando las exportaciones por la exigencia de un requisito administrativo, contratiempo que tuvo que ser solventado mediante negociaciones diplomáticas en las que intervino tanto la Casa Real como el Gobierno, tras la petición que se realizó, subraya Muñiz, desde la Consejería de Agricultura extremeña.

Algo menos duro ha sido el golpe en el caso del vacuno. Aquí también se ha sufrido el cierre de la restauración en la demanda de lomos y solomillos. Sin embargo, se ha contado con «cierta ventaja, ya que las piezas nobles pueden ir al almacenamiento», precisa Miguel Morillo-Velarde, director técnico de la IGP Ternera de Extremadura, que destaca también que esta carne ha tenido «tirón» en el ámbito doméstico. No obstante, añade que «hay muchos lomos y muchos solomillos que están ahora almacenados» por lo que, «en cuanto se pueda, habrá que apoyar a la restauración para estimular el consumo».

«La primavera ha salvado al sector, porque si encima nos viene un mal año.... Es de las mejores que hemos tenido en la última década», recalca el responsable de esta indicación geográfica protegida, que estos últimos meses ha continuado con la actividad certificadora, mientras que las visitas a campo, suspendidas al comienzo del estado de alarma, las retomó hace dos semanas.

Este mismo mes el consejo regulador tenía previsto comenzar a certificar con un nuevo sello de calidad, ‘Vaca de Extremadura’. Cuando comenzó el confinamiento, el reglamento estaba aún «en fase de exposición al público y por cuatro o cinco días tenemos que esperar a que se abran otra vez los plazos administrativos», por lo que se ha aplazado el comienzo de la certificación hasta después del verano.

En este sentido, como aspectos positivo Morillo-Velarde considera que el consumidor se ha hecho con esta crisis «algo más sensible» a las garantías que suponen los productos certificados. También cree que el sector agropecuario puede salir de ella «reforzado». «La PAC se estaba viendo amenazada por muchos estados miembros de la UE. Esto ha dado un toque de atención para decir que es bueno tener asegurado el consumo de productos alimentarios en la zona euro».