María José Oviedo es una de las personas que más sabe de Educación en Extremadura. Empezó a dar clases en el curso 1982/1983 en la provincia de Badajoz. Desde entonces, ha pasado por Educación Especial, Infantil, Primaria, ha sido directora del colegio Miralvalle de Plasencia y, desde el 2016, dirige el Centro de Profesores y Recursos placentino. El 31 de agosto, le llegará el momento de jubilarse

-¿Qué es para usted la educación y cómo se debe educar? ¿Cuáles serían las claves de una buena educación?

-La educación es escucha activa, es interacción, es diálogo, es corresponsabilidad y no puede estar aislada del contexto. Para mí una buena educación sería la que sirve para la vida, para superar las desigualdades de partida, la que está centrada en el aprendizaje del alumnado, la que valora el bienestar emocional del alumnado y del profesorado, la que tiene en cuenta a la comunidad educativa y a agentes del entorno, la que construye proyectos inclusivos, colegiados…

-Por tanto, ¿qué cree que le falta a la educación actual? Si pudiera cambiar la ley educativa, ¿qué cambiaría?

-Cambiaría los excesivos y repetitivos contenidos curriculares que limitan y agobian a los docentes. Sería necesaria una revisión de los contenidos actuales, suprimiendo los que se consideren que no son socialmente válidos en la situación actual, modificando los que sean susceptibles de cambio para adaptarse al contexto e incorporando los que se consideran indispensables, como podrían ser los relacionados con los objetivos de desarrollo sostenible. Hay que recordar que el objetivo principal del sistema educativo no es cumplir con los programas establecidos sino dotar a los niños y niñas de las herramientas necesarias para el desarrollo pleno de sus capacidades. Creo que sería muy conveniente realizar una selección de aprendizajes imprescindibles para cada etapa educativa en términos competenciales.

-¿Cómo cree que ha afrontado la Educación la crisis del covid-19?

-Me gustaría en primer lugar, poner en valor el trabajo de los docentes, familias y alumnado. En segundo lugar y refiriéndome a los docentes, debo reconocer que hemos debido dar respuesta, de forma rápida, a las exigencias de una enseñanza no presencial, que nadie esperaba, y para la que muchos no estábamos preparados. Ahora bien, esta intervención no se ha enfocado, en algunos casos, a nutrir de tareas integradas y proyectos al alumnado para que desarrollaran competencias claves. Si bien es cierto que el uso de las herramientas TICS ha supuesto un elemento innovador, motivante, que ha cambiado la forma de enseñar y de aprender, creo que la transformación requerida ha de ser más profunda ya que las Tecnologías constituyen recursos muy útiles que deben estar al servicio de la Pedagogía. En tercer lugar, dado el rápido cierre de los centros educativos, no hubo tiempo para diseñar un plan de comunicación externa. Por eso, otro aspecto interesante ha sido la importancia del centro como organización que aprende.

-¿Los recursos educativos digitales son todavía grandes desconocidos entre el profesorado?

-Esta etapa de confinamiento ha venido a demostrar lo que ya sabíamos, que, aunque costara utilizarlas, las herramientas digitales se hacen necesarias en la educación de nuestro alumnado. Está claro que la digitalización ha pasado de ser un objetivo a medio plazo a ser una solución real y rápida para dar respuesta a las necesidades educativas de nuestro alumnado. El Covid- 19 ha puesto de manifiesto la necesidad de avanzar en la digitalización del sistema educativo y la necesidad de cambio del rol del docente que le permita motivar a un alumnado sometido a un cambio inesperado en su educación, fomentar una educación global, incluyendo nuevas maneras de interacción y de comunicación.

-¿Hacia dónde cree que va el futuro de la Educación, el que llegará en septiembre o en los próximos años?

-La verdad es que es tiempo de incertidumbre. No sabemos a ciencia cierta lo que nos espera. Debemos estar preparados para un escenario presencial, para uno virtual y para uno mixto. Los docentes, en cualquiera de los tres escenarios posibles, han de modificar la forma de enseñar. Habrá que escuchar de manera activa más que nunca, se tendrá que analizar la repercusión que esta situación de pandemia haya podido tener sobre situaciones escolares o familiares concretas o en determinados colectivos y detectar si ha generado nuevos grupos vulnerables o nuevos factores de vulnerabilidad y a partir de ahí, diseñar y poner en marcha un plan individualizado para cada uno de ellos. Desde luego no se puede volver este septiembre como otro septiembre anterior. Ahora más que nunca la tutoría ha de ser el área de las áreas. Creo que los planes de acción tutorial deberán contemplar el seguimiento individualizado del alumnado y la gestión de las emociones. Por otro lado, es imprescindible que los centros educativos reflexionen y valoren las herramientas digitales disponibles y su uso. También sería conveniente implicar a las familias en el diseño de la organización del centro y en la elaboración de protocolos a seguir y promover la participación del alumnado. Y por supuesto, el profesorado podrá recibir la formación y asesoramiento adecuado para dar la respuesta ajustada a sus necesidades, en los CPR de Extremadura.