Los hosteleros adheridos al proyecto Monesterio Gastronómico. El arte que se come, han comenzado a dar los primeros pasos para la desescalada progresiva de la reapertura de sus establecimientos. Monesterio, recuerda su alcalde, Antonio Garrote, «ya se reinventó una vez», tras el aislamiento por el paso de la autovía A-66, y esa situación «cimienta» la salida de la crisis de manera segura y progresiva.

El sector hostelero de la localidad es el sostén de buena parte de la economía y del empleo de este municipio, con lo que, su puesta en marcha se hace vital para recuperar su posicionamiento. Algunos de los restaurantes más significativos, en algún caso pioneros, ya han comenzado a servir sus menús a domicilio. Pero no sólo platos elaborados; a esta iniciativa también se ha sumado una churrería y una pescadería, mientras que otros establecimientos ya han anunciado su adhesión a una propuesta que posiblemente haya llegado para quedarse.

«Esta crisis traerá oportunidades», manifiesta el chef Antonio Parra, del restaurante El Rinconcillo. «Ahora es el momento de ser valientes y de planificar proyectos de futuro». Parra está al frente de uno de los restaurantes locales que ha iniciado el reparto de menús y tapas a domicilio, algo totalmente impensable hace unas semanas. Se convertirá «en una nueva forma de vender nuestra gastronomía».

El futuro es incierto, no obstante, el cocinero considera que hay que «vislumbrar las oportunidades que vendrán». Para ello, considera «esencial» tanto el apoyo «institucional» como el del propio sector; «algo en lo que venimos trabajando desde hace mucho tiempo en Monesterio».

Más ejemplos

«Hemos cambiado la lista de espera de clientes por llevarles la comida a casa», dice José Muñoz, de Los templarios Catering, quien también forma parte de los hosteleros que han decidido sumarse a esta nueva tendencia. Muy satisfecho con el resultado de estos primeros días, Muñoz también considera que esta propuesta «no será pasajera»; es más, este establecimiento se lo plantea como «un complemento necesario», una vez se recupere la actividad de los negocios. «Quizá el mayor problema no sea reabrir los bares, sino llenarlos», argumenta José Muñoz, para definir la necesidad de complementar el negocio in situ, con la venta a domicilio.

Un caso distinto es el de los establecimientos dedicados mayoritariamente al cliente de paso, o de carretera, así como a grandes celebraciones. Conscientes de que tal vez sean los últimos en recuperar su actividad plena, ahora se preparan para el futuro. «Estamos expectantes a que las autoridades sanitarias nos marquen las directrices a seguir», manifiesta Demetrio Calderón, copropietario del Restaurante Mallorca. «Saldremos de esta escalonadamente», aunque lo perdido, difícilmente se podrá recuperar. Y es que este, como otros complejos hosteleros de carretera, se ha quedado sin el importante tránsito de viajeros de la Semana Santa, la Feria de Abril, o incuso los almuerzos y cenas de los viajes del Imserso.

En cualquier caso, la mayoría de empresarios del sector en esta localidad miran con optimismo. José Calderón, hermano de Demetrio, resume en sus palabras el futuro: «Monesterio supo hacer bien los deberes en su momento. Recogimos los frutos de aquel trabajo, y ahora lo volveremos a conseguir».