El pasado 8 de febrero, Martes de Carnaval, finalizó el triunfo de Don Carnal sobre Doña Cuaresma. él, goloso y representante de los placeres mundanos; ella, guardiana de la moral y enemiga acérrima del pecado, son los protagonistas del paso de la lujuria y la diversión a la época del ayuno y la penitencia. Así nos lo mostró, allá por el siglo XIV, El Arcipreste de Hita en su "Libro del Buen Amor". Pero la derrota que le proporcionaron a Don Carnal y sus adeptos las verduras y los pescados de Doña Cuaresma, no será la primera ni la única: apagar la música, guardar los disfraces y "colgar los tocinos", al menos durante los próximos 40 días, bien podría ser el motivo de tanto llanto derramado por las plañideras en el entierro de la sardina del miércoles de ceniza.Una vez transcurrida la Cuaresma, llega la Semana Santa, este año marcada por un adelanto significativo en el calendario, puesto que estamos acostumbrados al buen tiempo primaveral que muchos aprovechan para disfrutar más y mejor de sus vacaciones. Los que se pregunten a qué se debe esta variación temporal de la celebración de la Pascua, han de saber que la estipulación de la fecha de Semana Santa se remonta al año 325 D.C., año en el que se celebró el Concilio de Nicea, en el que se fijó la norma por la que nos regimos actualmente. La Iglesia Católica quiso ya desde un principio, conmemorar la muerte de Jesús el mismo día que lo relatan los evangelios. En aquel tiempo, los judíos -igual que ahora- se servían del calendario lunar y por este motivo la Iglesia se basa en las lunaciones para establecer las fechas de celebración de la Pascua. De hecho, el calendario de Semana Santa se rige por el día en que cae el Domingo de Resurrección, que es el domingo siguiente a la luna llena del mes de Nissan (el mes de los judíos) y que corresponde a los días que transcurren desde el 22 de marzo al 25 de abril. Dicho de una forma más fácil, el domingo después de la primera luna llena de primavera, es el Domingo de Pascua. Pero ya sabemos que la duración de las lunas puede variar en algunas horas, y con ello puede avanzar o retroceder la fecha de la Semana Santa en varios días o incluso un mes, de ahí la anticipación de este año.En este reportaje queremos centrarnos principalmente en las imágenes procesionales, símbolo de culto y fervor religioso, que se ve engrandecido en esta época del año. Seguramente, casi todos los moralos conocen (al menos de vista), las figuras que recorren las calles durante estos días. Desde aquí, queremos acercarles además, a su historia, no sólo como signos de fe, sino también del arte, la cultura y la tradición de esta localidad.IMÁGENESLas procesiones de Semana Santa comienzan el Domingo de Ramos, con la conmemoración de la Entrada de Jesús en Jerusalén. A este hecho hace referencia la primera de las imágenes procesionales, conocida popularmente como La Borriquilla, que pertenece a la parroquia de San Andrés. Realizada a tamaño natural, representa a Jesús a lomos de un burro y dos infantes hebreos que extienden sus mantos al paso del Señor. Sigue las directrices de la denominada escuela de Olot, una escuela de dibujo creada en el siglo XVII en esta ciudad gerundense con la intención de mejorar la formación de los trabajadores de la industria artesana. En el siglo XIX, tres artesanos de Olot fundan El Arte Cristiano, una sociedad para la venta de figuras religiosas que, continuando con los cánones establecidos por la escuela de Olot, abastecerá a parroquias y particulares de toda España y entre ellas, las de Navalmoral.La cofradía que se encarga del culto de esta imagen recibe el mismo nombre, La entrada de Jesús en Jerusalén. Fue fundada en la década de los años 90 con la finalidad de hacerse cargo de esta figura que llevaba años sin procesionar. Se caracteriza por hábito, guantes y zapatos blancos y capirotes y fajín rojo.Tras el Domingo de Ramos, las calles moralas se vuelven a quedar vacías de pasos religiosos, a la espera del Miércoles Santo, en el que de nuevo se darán cita los feligreses y las cofradías para llevar a cabo la Procesión del silencio en pos de la imagen del Cristo Crucificado, también conocido como La Vera Cruz, una imagen realizada en pasta de madera, de tamaño algo menos que el natural, que recibe culto en la ermita de Nuestra Señora de las Angustias.Se trata de una talla de madera que presenta un Cristo muerto, de la que existe constancia por vez primera en al año 1925. Su cofradía fue aprobada en 1996 y se distingue por usar túnica y caperuza morado, capa, cíngulo y guantes blancos y zapatos negros. Los enseres procesionales de esta imagen son: andas de madera con candeleros dorados y tulipas; estandarte de terciopelo morado, bordado en oro y con el rostro de Cristo con la corona de espinas pintado al óleo.Uno de los actos conmemorativos de la Semana Santa que más fieles congrega es la celebración de la Procesión de la Pasión el Jueves Santo. Es en ella donde participan el mayor número de imágenes y cofradías, las cuales comentaremos a continuación.Cristo amarrado a la columna: Conocida popularmente como "El amarrao y vinculada en su origen al cuerpo de policía, es, desde el punto de vista artístico, la más valiosa de las imágenes procesionales de la Semana Santa morala. Por su elevado realismo y dinamismo, podemos asegurar que esta talla se vio influida por los modelos castellanos del famoso escultor Gregorio Fernández, máximo exponente de la imaginería barroca del siglo XVII. Se trata de una escena de intenso dramatismo, ya que presenta a Cristo en el momento de recibir los azotes amarrado a la columna. Su detallada anatomía realza la tensión de los músculos o la suavidad de la piel, ensalzando aún más el realismo de esta imagen por medio de la expresividad de sus rasgos faciales, que denotan el dolor del momento representado. Frente a la plasticidad del cuerpo, el manto que le cubre es, por el contrario, pesado y acartonado, con numerosos pliegues, rígidos y angulosos, que producen contrastes de luces y sombras. Esta representación puede encontrarse en la Parroquia de San Andrés, desde donde parte cada Jueves Santo para realizar el recorrido por las calles de Navalmoral.La cofradía que se encarga de procesionar y ornamentar al Amarrao lleva su mismo nombre y fue constituida en 1998. Se caracteriza por túnica y capirote burdeos; capa, cíngulo, guantes blancos y zapatos negros.Esta noticia continúa en Semana santa morala (II)