Los católicos españoles estamos de enhorabuena.El Papa Juan Pablo II ha venido a visitarnos.El sábado día 3 de mayo llegaba a Madrid el Santo Padre y fueron muchas las personas que le estaban esperando, pero dicen...que el Santo Padre tenía puesta su ilusión en el rato que por la tarde pasaría con los jóvenes,tengo que reconocer que la emoción que sentí mirando la pequeña pantalla fue inmensa. Él ha querido como Jesús,que los niños y los jóvenes sean privilegiados de su visita,no sin quitar emoción a los demás actos.

Horas y horas pasaron muchas personas esperándole,para quizás verle sólo desde muy lejos, pero eso no importa.Él quería darnos esa paz que tanto hoy necesitamos y quería que además esos jóvenes de todos los rincones de España fueran los portadores de su mensaje con valentía y sin ningún miedo.

Recordé aquel octubre de hace 21 años cuando estuvo con nosotros en Guadalupe,salimos de Navalmoral con mucha alegría, una noche y un día muy largo pero merecía la pena,cuando llegó a aquella plaza repleta de gente sentimos algo tan especial que no se podía explicar.LLORAR DE EMOCIÓN

Los moralos estuvimos relativamente cerca del Santo Padre,yo recuerdo como lloraban muchas personas de la emoción,lo que nunca podía esperar es que el destino e reservara el regalo que pasados muchos años tuve.

La Diócesis de Plasencia organizó un viaje a Roma y se nos concedió una audiencia privada en uno de los salones del Vaticano,nos habló con mucha claridad,haciendo una mención especial al pueblo de Belvís,recordando a sus doce Apóstoles que salieron de ese convento.Pues bien al terminar la audiencia,tuve la sorpresa y la suerte que nunca hubiera soñado, toda mi familia, mi marido y en especial mis hijos, Rocío y Eduardo,besaron su mano.Yo cogí la mano del Santo Padre entre las mías y le dije “Santo Padre la ilusión de mi vida era besar su mano ”.Aquella mirada y aquella sonrisa no la he podido olvidar y creo que nunca lo haré.Cuando se marchó creí que lo había soñado, nunca he podido explicar lo que sentí pero puedo asegurarles que aquel día fue muy especial.Por eso entiendo a todas esas personas que tan malos ratos han pasado a cambio de poder verle y tocarle,si es posible.El domingo dos sacerdotes moralos concelebraron la misa con el Santo Padre,Don David y Don Juan Manuel y seguramente ellos rezaron por nuestros enfermos,mayores y niños y por las necesidades del pueblo moralo.

No quiero ver en este viaje de Juan Pablo II una despedida de nuestro pueblo,pues esa alegría y ese amor que vimos desde que pisó tierra española es como si quisiera agradecer a la Católica España la devoción que teneos a María y a su hijo Jesús,esperemos que este Santo Anciano siga aún muchos años más con nosotros.

El domingo por la tarde cuando llegó a Barajas nuevamente me sorprendió su cambio desde aquel 4 de Noviembre de 1982 cuando visitó Guadalupe es notable.Los años no perdonan pero a pesar de sus 83 años su sonrisa y su mirada siguen siendo tan hermosas como aquel 15 de julio del 89 cuando besé su mano en compañía de mi familia.

Vi como esa tarde de domingo cuando llegó la hora de su marcha se acercaron a dos o tres pequeños y con una gran ternura les besó y con la sencillez que besó a nuestros Reyes,con esa mirada limpia y serena que contemplaba todo lo que allí se hacia.Dicen que el Rey le invitó a visitarnos de nuevo ¡Ojalá!esa visita sea una realidad,de una manera o de otra creo que el Santo Padre se habrá marchado muy contento del pueblo español y como representante de Cristo en la tierra nos tenga en cuenta en sus oraciones para que todos vivamos en paz. Gracias,Santo Padre,por esta visita.