El escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet realiza una crónica autobiográfica de los años de su juventud, ambientados en el Chile de los años 70 y 80, en VHS, un libro que define como un «viaje emocional sobre el despertar de las pulsiones sexuales» a través de su afición al cine y películas.

«El cine fue clave en mi vida», asegura Fuguet (Santiago de Chile, 1964) en una entrevista con Efe en la que reconoce que en la época de su juventud, «la pantalla grande era una ventana hacia el mundo» y tenía «mucha fuerza» porque era la única «educación sentimental», ya que no existía internet y las revistas «eran difíciles de conseguir».

Fuguet se crió en California y regresó con 11 años a Santiago de Chile, una ciudad desconocida para él que funciona en VHS (Random House) como escenario del desarrollo de su despertar sexual homosexual y también personal, a través de la experiencia que tuvo con el cine y películas de Randal Kleiser, Rainer Werner Fassbinder o Brian de Palma.

«El libro funciona igual de bien para una persona heterosexual o gay y para alguien que vivió su despertar en una época diferente», declara Fuguet, pues, según el autor, alguien que se crió viendo cine en los años 40 o en los 90 también puede «conectar» porque «están presentes esos lazos carnales de fanatismo que te abren el mundo».

«Yo creo que no solo el cine sino la cultura pop, que incluye tele, series o música, es lo que hace que al final un adolescente se transforme en un adulto», explica Fuguet y añade que palabras como «gamer» (aficionado a los videojuegos) o «geeky» (friki) de la ciencia ficción o de las películas de zombies «dice mucho de la personalidad y de la forma de ver la vida de la gente».

«No quería hablar solo de por qué me atrae o me gusta esta película o de por qué admiro a tal actor, sino contar lo que ocurre detrás, es decir, si esta persona te excitaba, te caía mal o te recordaba a un momento personal», explica el autor, que describe en VHS su relación con películas «que muchas veces no tenían contenido sexual literal» pero que él deconstruía y en las que veía «ciertos mensajes».

Así menciona El lago azul, una película «aparentemente inocente» en la que según el chileno se mostraba el cuerpo masculino “como una especie de adonis», orientada a un público gay o también a Brian de Palma, uno de los realizadores a los que más admira, debido a su «particular uso de la cámara».