A pocos días de que el Museo Thyssen abra las puertas para una de las exposiciones más esperadas, Antonio López continúa modificando la distribución de las obras, cambiando títulos o dando retoques a sus pinturas, como a alguna de sus muchas "gran vías", que se podrán contemplar a partir del día 28.

Casi veinte años han pasado desde la última ocasión en que el público pudo ver reunida la obra de uno de los artistas españoles vivos más cotizados, aunque a él no le parece tanto tiempo. "No han salido más exposiciones y eso hay que respetarlo. Yo soy un pintor de poca obra. Los pintores antiguos no hacían ninguna", comentó a Efe el artista durante un pequeño descanso del montaje de una muestra que originalmente debía haber organizado el Museo Reina Sofía, con motivo de la concesión a Antonio López del Premio Velázquez en 2006.

El manchego argumenta que entonces estaba reciente la gran retrospectiva de 1993 y que no había obra nueva suficiente para no repetirse, "no la hay casi ahora", dice. Cuando años después Guillermo Solana le propuso hacer una muestra en el Thyssen le pareció "una idea estupenda".

Solana, director artístico del museo y comisario de la exposición junto a María López, la hija del artista, ha definido la muestra como un autorretrato del artista, "Antonio López por Antonio López", afirmación con la que el creador está de acuerdo.

"Todas las exposiciones son así. No hay ninguna que sea el autor por otro. El pintor crea según sus deseos un mundo y él mismo lo representa. No toma como el cine ideas de otros. Las ideas de cada cuadro que hay aquí son mías. Eso ocurre en toda la historia de la pintura de nuestra época". Lo expuesto "permite contemplar los grandes núcleos" en los que ha trabajado a lo largo de una trayectoria que se inició a los 13 años y que sigue a los 75. Ha habido cambios, pero sobre todo ha habido transformaciones.