Nacido en Navalvillar de Pela, donde pasó su infancia pastoreando los rebaños de ovejas de su padre. A los diez años emigró a Madrid, encontrando en la lectura y en la escritura creativa una manera de ser y en la gestión cultural su vida. Entre sus obras figuran Las adolescentes, Acreedor de eternidades, Afluentes de la memoria, La fuente de jade y La llama azul . Además, ha publicado las antologías Poesía Ultimísima y Milenio. Ultimísima Poesía Española, y Amiga, amante, compañera. Antología de mujeres, Viaje al alba, La brisa y el simún, C'è stato un tempo, Hubo un tiempo, Suma poética y El sueño de la pirámide . Entre sus galardones literarios figuran el XXX Premio de Poesía "González de Lama" de León por su libro País de sombras . Escéptico con los grandes gurús de la cultura y los concursos millonarios, defiende la ética artística a ultranza. Su obra literaria ha sido traducida a diez idiomas.

--¿Qué hace ingrato al oficio de editor?

--El escaso apoyo oficial, la incomprensión e ingratitud de algunos autores, el efecto tapón de los grandes grupos editoriales, el aumento de las devoluciones, la crisis... Pero hay otros muchos aspectos positivos que nos motivan a seguir en el proceloso mundo editorial.

--¿Hay demasiados dioses de barro en el mundo de las letras?

--Decía el poeta que "la vanidad siempre fue el pecado favorito de todos mis hermanos". Algo que podemos extrapolar a una gran parte de los integrantes (e intrigantes) del mundo intelectual, académico y de las letras. Mi experiencia vital y literaria me ha hecho descubrir que los grandes hombres y mujeres, a quienes uno se enorgullece de conocer y de tratar, se adornan con la modestia y la sencillez. Los demás, como me escribió José Angel Valente en cierta ocasión, son hijos de la mediocridad y la mayor parte de las veces infunden pena o desprecio.

--¿Es ético publicar libros por tener un nombre famoso que otros te escriben?

--No, desde luego ético no es. Puede ser comercial y muy rentable, tanto para quien pone el nombre y el rostro como para la editorial que lo publica y promueve, aunque no siempre. Para los "negros" (a veces son varios) que los escriben, permaneciendo en la sombra y siendo silenciados por férreos contratos de cesión de derechos de autor, puede ser simplemente un trabajo con el que procurarse ingresos, más o menos generosos.

--¿Y alcanzar el Planeta porque tienes rostro televisivo?

--Todos sabemos que al Planeta no se concurre, es un premio, al igual que la mayoría de los mejor dotados, de encargo. Mi perfil se aleja mucho del que se busca para este galardón y, tras editar un libro que descubre los secretos mejor guardados de estos premios desde su puesta en marcha, no tengo interés alguno en optar al mismo.

--Cuando has participado como jurado de un premio literario importante, ¿qué te provoca el descarte inmediato de un trabajo?

--Desconfianza, propia o ajena. He convocado numerosos premios literarios y he colaborado con otros muchos. Una buena parte de los mismos tenían ya unos objetivos que condicionaban y decantaban la labor del jurado. Es decir, primaban intereses políticos, editoriales o personales y no se premiaban de manera objetiva los valores literarios de las obras presentadas. Por ese motivo, dejé de convocar la mayor parte de los premios que organizaba y de asistir como jurado a los que no me ofrecían garantías de respeto a la decisión de cada uno de los miembros del jurado. Recomiendo un magnífico libro de José Ruiz Mata, que acabamos de editar en nuestro sello Pigmalión, titulado Pordioseros de la gloria , que, en clave de humor, con generosísimas dosis de fina ironía y "basado en hechos muy reales", según el autor, describe este mundillo de los premios desde un punto de vista literario.

--Y como editor, ¿qué te lleva a apostar por un libro?

--El informe de los asesores y lectores de nuestro grupo editorial, mi propia lectura de la obra, la personalidad del autor (descarto una buena obra si el trato con su autor es a priori desagradable) y, sobre todo, mi intuición.

--¿Qué lleva a un escritor a convertirse en editor, o tal vez en tu caso ha sido al contrario?

--Escribo desde que tengo uso de razón, con doce o trece años confeccionaba de manera artesanal mis propios libros que luego regalaba a familiares, musas y amigos. En 1986 publiqué mi primera obra, Las adolescentes , pero hasta 1996 no sentí la necesidad de volver a editar. El panorama que encontré no me satisfizo en absoluto y, junto con un par de amigos, me planteé crear un sello editorial propio. Después, fui dejando otros quehaceres profesionales para decantarme por la actividad editorial.

--¿Cuál es la situación actual de las letras extremeñas?

--Creo que gozan de buena salud. He leído a numerosos autores extremeños, algunos de los cuales me parecen soberbios, aunque debo confesar que conozco mejor la literatura de la Extremadura exterior, tan escasamente divulgada y apreciada en nuestra tierra, que ante una notable falta de reconocimiento y difusión interna ha buscado insertarse en las literaturas de sus culturas de acogida. Me parece que hablo con conocimiento de causa pues he publicado a casi un centenar de autores extremeños: poetas, ensayistas, narradores, traductores...

--Un recuerdo de la infancia.

--Las frías noches de invierno en las que mi abuela Inés me narraba cuentos junto a la lumbre o al calor del brasero de la mesa camilla. Historias fantásticas que alimentaron mi curiosidad y me condujeron a la lectura para combatir la soledad y el desconcierto, así como a la escritura para intentar recrear esos mundos ficticios donde era posible encontrar casi siempre un final feliz.

--Una reflexión ante la vida.

--La vida es un bien tan preciado y escaso que perdemos una buena parte de ella en desear, envidiar, denostar o "vivir" la de los demás, olvidándonos de que somos los protagonistas incuestionables de nuestra propia existencia.

--¿El mundo digital hará desaparecer el papel?

--En modo alguno. Hay agoreros que están vaticinando el fin del libro impreso desde hace años. La edición digital apuesta ciertamente por desplazar y sustituir el libro en papel en algunas áreas: libro técnico, escolar, clásicos, obras libres de derechos, libro de bolsillo, etc. Pero son dos formatos que estarán conviviendo durante mucho tiempo.

--Para terminar, ¿cuál es tu defecto más perdonable?

--Según muchos amigos y algunos detractores, una ligera incontinencia verbal en mis intervenciones públicas. Sin embargo, si hago un profundo ejercicio de autocrítica, creo que un constante afán de perfeccionamiento así como una cierta obstinación, empecinamiento, exigencia y autoexigencia por las obras bien hechas podrían ser resaltados como algunos de mis defectos más justificables. Pero tengo muchos otros.