Las 21 películas que optan al Oso de Oro ya han pasado por la pantalla del Berlinale Palast. Las encargadas de cerrar la competición han rayado a un alto nivel y tratan de los problemas de la vida familiar. Una en China y la otra en Dinamarca. Son dos visiones, y dos mundos, que muy poco tienen que ver entre sí. Hoy se entregarán los premios de la Berlinale.

Peacock (Pavo real) es el primer largometraje de Gu Changwei, hasta ahora director de fotografía con realizadores como Robert Altman, Chen Kaige y Zhang Yimou. Este debut es prometedor. La protagonista es una muchacha que parece haber nacido con mala estrella.

Acusado , del danés Jacob Thuesen, es también una ópera prima y una de las cintas más impactantes de esta Berlinale por su cruda dureza psicológica. Una adolescente de 14 años denuncia a su padre por supuestos abusos sexuales. En las primeras escenas puede verse a los padres de la niña en una buena convivencia, aunque a ella no se la ve porque vive encerrada en su cuarto.

Esta niña había tenido previamente algunos problemas en la escuela por inventarse hechos ficticios. Este precedente es un elemento a tener en cuenta por el tribunal que juzga a su padre, que antes del juicio ha tenido que vivir varios días en prisión como presunto pedófilo.

Thuesen plantea, con inusitada fuerza y pocos actores, varias cuestiones nada banales: la sorpresa de verse acusado por la propia hija, con todas las consecuencias que provoca en la vida laboral y en la relación con amigos y vecinos. Por otro lado, los efectos que la duda ejerce en la esposa.