Casi una década después de su marcha de Ojos de Brujo, Juanlu Leprevost consolida el rumbo libre de su vehículo personal, Calima , con Lumbre... Canciones de carromato , un cuarto disco "con espíritu de viaje", apunta el que fuera su bajista y cofundador. Una obra que traza un puente desde el flamenco y la rumba hasta la música gitana de la Europa oriental defendiendo, en el camino, el modelo de vida nómada.

A través de hilo conductor narrativo ("el viaje a través de Europa de un abuelo, con su nieta, en busca de su esposa, perdida en una guerra"), el disco reivindica las aportaciones culturales del pueblo gitano en un momento en que sus dinámicas trashumantes no siempre encajan con los marcos legales europeos. "Se intenta limitar cada vez más su movimiento con un exceso de regulación. El mundo se está ordenando demasiado", lamenta Juanlu, que firma la producción del trabajo y todas las composiciones. La sintonía gitana incluye la adopción de la lengua romaní en una canción, Durotones (pastores) . "Se basa en un poema del siglo XVIII que explica cómo los gitanos eran reyes de su tierra y han acabado siendo gente perseguida".

Calima ha sufrido cambios: Bea García se erige ahora en única cantante y Lisa Bause, exviolinista de Las Migas, refuerza los acentos zíngaros. Con ellas, el grupo despliega un sonido temperamental y sofisticado muy lejano del mestizaje de fiesta mayor, que podría haber sido su apuesta fácil tras la marcha de Ojos. "Pero la música verbenera nunca ha sido lo mío", subraya. Tampoco lo es la búsqueda del hit : Calima tiene aspecto de grupo de álbumes. "Tener una canción popular siempre es agradecido, pero voy a por ello. Me gusta imaginar un disco en su conjunto y luego plasmarlo, como si fuera un pintor", dice.