Más de un año después del incendio que provocó el desplome de parte del techo de Notre Dame y de su aguja, la catedral parisina reabrió este domingo su explanada, lo que se ve como el primer paso hacia su «renacimiento».

Esa plaza fue cerrada al público justo después del fuego del 15 de abril del 2019 y la Agencia Regional de Sanidad autorizó su reapertura este pasado viernes, tras considerar que las condiciones sanitarias de la zona volvían a ser satisfactorias.

Los esfuerzos de las autoridades se habían concentrado hasta ahora en controlar la contaminación por plomo originada por el incendio, que fundió gran parte de las placas de plomo que había sobre el tejado y las diseminó por los alrededores en forma de partículas contaminantes.

El ministro francés de Cultura, Franck Riester; la alcaldesa de París, Anne Hidalgo; el arzobispo de la ciudad, Michel Aupetit, y el general Jean-Louis Georgelin, presidente del organismo público encargado de la restauración, conmemoraron ayer la reapertura.

«Es una especie de renacimiento. Hay que seguir siendo prudentes, pero podemos estar contentos de reencontrarnos en este lugar simbólico. Notre Dame es el alma de París. No deja a nadie indiferente», dijo Hidalgo a la prensa. El perímetro inmediato de la catedral sigue rodeado por vallas que bloquean los accesos a las obras, pero el público puede pasearse ya de nuevo por esa plaza, que si la pandemia de coronavirus no hubiera irrumpido, debería haber estado accesible desde mediados de abril.

«Ha habido una pausa y ahora volvemos como si no hubiera pasado nada. Aunque esté en obras, está bien volver a verla», cuenta Javier, pintor español de 42 años al que la inauguración del lugar pilló de paseo por el barrio.

Las obras se paralizaron el 16 de marzo por precaución sanitaria ante la pandemia y la actividad fue reanudada el pasado 27 de abril, en un primer momento con el acondicionamiento del lugar.