Si usted ha ido al cine recientemente se habrá percatado de que películas españolas muy potentes se están agolpando en la cartelera. Basta echar un vistazo a las fotos que ilustran este reportaje (los datos no incluyen la taquilla de este fin de semana) para constatar que, efectivamente, el cine español está exhibiendo todo su músculo en la última recta del año.

Las primeras en aterrizar lo hicieron en septiembre: La piel que habito y No habrá paz para los malvados . A partir de ahí, la riada de títulos made in Spain continúa sin freno.

Y, ojo, que hay películas para rato: el viernes se estrenó Verbo y en breve lo harán Fuga de cerebros II (diciembre) y la nueva película de Alex de la Iglesia, La chispa de la vida (enero). Que los títulos más golosos se están concentrando ahora mismo en cartel es algo fuera de toda duda. Ahora bien, la pregunta es si esta estrategia es un error o un acierto para la industria. Unos apuestan por lo primero. Y otros, por lo segundo. Vamos por partes.

El presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, ya lo advirtió en septiembre, antes de que empezara el torbellino de títulos: "Es estúpido competir entre nosotros mismos". En su opinión, bastante titánica es la lucha de las películas españolas para atrapar al público como para concentrar sus joyas de la corona en unos pocos meses. En resumen: el cine español no sale beneficiado con esta táctica de estrenos porque unas películas se comen a las otras.

En la misma línea, el presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles (FAPAE), Pedro Pérez, protesta enérgicamente contra la concentración de estrenos. "Es como si dos cadenas de televisión emiten dos series españolas en prime time. Una no alimenta la otra. Se matan entre ellas", asegura.

LOS MEJORES MESES

Sin embargo, fuentes de la agencia de comunicación WAW, especializada en los servicios de márketing y comunicación desde la fase de preproducción, subrayan que el alud de títulos españoles es bueno porque hace que los medios de comunicación hablen mucho de cine español y el público tenga la sensación de que, efectivamente, hay mucho (y buen) cine patrio para ver. Esas mismas fuentes aseguran que la concentración de títulos tiene una explicación. La primera es que se trata de los mejores meses para aterrizar en la cartelera (no hace buen tiempo y no apetece tanto otro tipo de ocio, como tomar algo en terrazas o acercarse a una playa). Pero, además, hay otro hecho importante: los festivales de cine. El de San Sebastián, por ejemplo, guardó un enorme hueco al cine español, que desembarcó con 15 filmes.

"El objetivo es estrenar pocas semanas después del festival y aprovechar todo el eco mediático que las películas han tenido durante el certamen. Si lo hacen meses después, pierden esa plataforma", recuerdan las fuentes de WAW, que hacen hincapié en que diciembre (con la lluvia de películas familiares) y enero (con el desembarco de las cintas de los Oscar) no son tan buenos meses para estrenar.

AGOSTO, TAMBIÉN

El presidente de los productores españoles, sin embargo, no ve claro que septiembre, octubre y noviembre sean los mejores meses para aterrizar en la cartelera.

"En agosto no se estrenó ninguna cinta española. Y es un error. No es verdad que no haya público en agosto", asegura Pérez.

En cualquier caso, el boom de títulos españoles (todos han funcionado bastante bien, con la excepción de Capitán Trueno , con 719.000 euros en cuatro semanas) permitirá cerrar el año con una cuota para el cine patrio superior a la del 2010, que fue del 13%.