Cuando parece imposible, siempre consiguen superarse a sí mismos: «Somos un grupo que nunca ha funcionado con expectativas concretas. Cada año ha ido mejor y mientras tengamos la suerte de conectar con la sensibilidad del público, no hay un techo», explica Guillermo Galván, guitarrista y principal compositor de Vetusta Morla. La banda madrileña de Tres Cantos se encuentra inmersa en una gira que está a punto de llevarles por Estados Unidos y en la que han encabezado importantes carteles nacionales como el Festival Internacional de Benicàssim (FIB) o el Mad Cool. El próximo sábado, con todas las entradas agotadas, pasarán por el Stone&Music del Teatro Romano de Mérida, un escenario solo apto para los dioses.

-Hable del disco que van a presentar en el Teatro Romano de Mérida el 21 de septiembre.

-‘Mismo sitio, distinto lugar’ es nuestro cuarto álbum de estudio. Estamos en la recta final de una gira que ha durado casi año y medio. Lo hemos presentado en un montón de países, hemos estado en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Ha sido un disco muy especial para nosotros porque nos ha permitido tener mayor proyección internacional. Estamos muy contentos. Era una apuesta diferente, porque es un disco a priori distinto de los anteriores tanto desde el punto de vista de la composición y la producción. Nos ha llevado a un lugar que necesitábamos tener después de todo este tiempo de carrera, sobre todo a nivel creativo.

-¿Qué diferencias existen entre actuar en festivales y en Mérida?

-La gira nos permite tener distintos formatos. Volver a un concierto único, nuestro, es agradable, familiar. El hecho de tocar en el Teatro Romano de Mérida, con todo lo que representa a nivel histórico y cultural, y poder adaptar el show, tanto en las luces como en la escenografía, al propio teatro, es un reto.

-¿Y cómo va a ser ese show?

-Es una adaptación al teatro de lo que hacemos en escenarios grandes. El hecho de estar en Mérida implica un respeto a esa arquitectura. Es un escenario lo suficientemente importante como para no intervenirlo demasiado, aunque hay cositas que forman parte de la gira y que incluimos.

-El escenario no dejar de ser entonces la puerta que les comunica con el público.

-Así es. Tanto las canciones como el escenario te sirven de válvula de escape, de termómetro de lo que haces. Y son la prueba del algodón de cualquier músico.

-Como principal compositor del grupo, ¿estar de gira es compatible con crear canciones?

-Sí. Lo que no es compatible es producirlas e incorporarlas a la dinámica de la banda, con trabajarlas, porque cuando componemos intentamos estar los seis juntos en un entorno donde no suceda más alrededor.

-Se sienten muy cómodos en la década de los 90. Se puede decir que es su favorita.

-Todas las décadas tienen cosas maravillosas y en todas hay grandes álbumes y grandes artistas de los que aprender. Lo que pasa es que nosotros en los 90 éramos adolescentes y probablemente es la época en la que mayor permeabilidad tienes a nivel de influencias. Vas a tus primeros conciertos, entonces es normal que la llevemos marcada a fuego, aunque pienso que todas las décadas tienen cosas que nos han marcado de manera clara.

-A día de hoy son referencia de muchas bandas. ¿Cómo lo llevan?

-Por un lado es un halago, aunque tampoco es algo que hayamos buscado. No pretendemos ser referencia de nadie ni marcar la norma de nada. Supongo que, y volviendo a la pregunta anterior, en todas las décadas hay bandas que por su trabajo y su repercusión han estado en el centro de la escena y desde hace unos años nos ha tocado a nosotros. Vivimos en un momento en el que hay un espectro musical lo suficientemente amplio y diverso como para que nadie se tenga que comparar con nadie. Cada artista tiene sus cualidades personales.

-Han convertido la música en su profesión, desde 2008 que lanzaran su primer álbum. ¿Está por llegar la mejor canción?

-Espero que la mejor canción de Vetusta Morla esté por llegar. Por eso seguimos componiendo y seguimos haciendo discos.

-¿Entonces aún queda algo en el tintero?

-En cada disco cuentas lo que necesitas contar y así lo hemos hecho desde que empezamos a hacer canciones. Lo que se ha quedado en el tintero, o no, forma parte de nosotros también y si no ha salido, saldrá en un futuro. Somos una banda de vivir el presente, de no mirar al pasado más que para tomar nota. Hay que pensar en el hoy, en lo que viene por delante.

-No siempre sus versos tienen para el lector un significado inmediato.

-Las canciones, evidentemente, se escriben para calmar a uno mismo, pero sería absurdo pensar que las canciones no se completan con el público. En el momento en el que el oyente interviene, las canciones dejan de ser tuyas y forman parte de la educación sentimental de una generación, de un montón de gente. Y ahí poco sirve el significado original de la canción porque cada uno la pega a sus experiencias.

-¿Y la inspiración, cómo llega?

-La inspiración te tiene que pillar trabajando, es lo malo de esto, ninguno somos genios con inspiración divina, y las canciones nos cuesta sacarlas adelante, y nos cuestan muchas horas, revisiones, repasos. La inspiración forma parte del aprendizaje y de la intuición. Tener la posibilidad de hacer un trabajo en grupo implica que el día que tú no estás inspirado, está tu compañero.

-¿Qué les depara el futuro?

-Queda el último tramo de la gira. Estaremos cuatro semanas en Estados Unidos, donde haremos preciosidades y nos apetece un montón. Iremos a Alemania; y el fin de gira en el WiZink Center, en Madrid.

-Y la última, ¿qué significa para ustedes volver a Extremadura?

-Es un privilegio, primero porque no hay tantas ocasiones de tocar en Extremadura, y segundo porque formar parte de esa gente que dice: ‘Oye, yo toqué en el Teatro Romano’ está reservado a unos pocos. Y es un lujo.