TPtoemas entrañables jalonan los más de veinte libros del catedrático de Literatura Santos Domínguez Ramos, quien cuenta con premios como el Gerardo Diego por Tres retratos del frío , el Premio Internacional Jaime Gil de Biedma y Alba por Díptico del infierno , el Premio Eladio Cabañero por Las provincias del frío y el Premio Tardor por En un bosque extranjero . En 1996 participó en la creación de la red de talleres literarios de Extremadura, que coordinó durante seis años, y fundó y dirigió entre el año 2000 y el 2004 el Aula José María Valverde.
--¿Quién es Santos Domínguez Ramos?
--Lo diré con un verso mío: Soy un hombre que mira.
--¿Se nace poeta o es una creación humana?
--No se nace poeta, como no se nace bueno ni malo. Hay causas diversas que fomentan la afición, que si persiste es vocación y hasta oficio que tiene mucho de aprendizaje y algo de inspiración.
--¿Se siente más a gusto como crítico, como escritor o como docente?
--En las tres actividades estoy muy a gusto. Hay entre ellas, como se dice ahora, puertas giratorias y evidentes y enriquecedoras vías de comunicación. En el crítico literario que firma sus reseñas como Santos Domínguez hay algo del profesor y del poeta Santos Domínguez, el mismo que cuando explica a sus alumnos el teatro de Shakespeare o la poesía de Cernuda acumula en sus palabras su experiencia como poeta y su mirada crítica.
--¿Los estudiantes de ahora son mejores o peores que los de su tiempo?
--Mucho mejores, sin ninguna duda. Y hoy tienen mejores profesores que los que padeció mi generación, que en sus apuntes mohosos confundían la literatura con una retahíla de nombres, obras y fechas que la hacían aborrecible. Afortunadamente pudimos descubrir, pese a aquella enseñanza abominable, que la literatura era otra cosa.
--Muchos premios de literatura en tus vitrinas, pero ¿con cuál te quedarías?
--Con todos, claro. Todos están rodeados de recuerdos imborrables; todos me han dado la satisfacción del reconocimiento de una labor siempre solitaria y a menudo llena de inseguridad. Ese, el de la incertidumbre, es el territorio natural de la escritura. Y de la poesía, especialmente.
--Y de sus libros, ¿cuál es su predilecto?
--Siempre el último. Hoy, El dueño del eclipse , porque es el que más se identifica con el poeta que escribe en la actualidad.
--¿La red de talleres literarios ha propiciado la situación actual de las letras extremeñas?
--Creo que ha habido otros hechos más importantes en la normalización de la literatura en Extremadura: la Facultad de Filosofía y Letras, el apoyo a la cultura desde la autonomía, la Editora Regional. La red de talleres literarios intentaba llevar esa normalización a zonas rurales y a personas alejadas de esos núcleos literarios.
--¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser un arma de compromiso político?
--El verbo debe es incompatible con la libertad que debe presidir cualquier actividad creativa. El poeta tiene un compromiso ético con su propia escritura, con la palabra y con la obra bien hecha. Eso es lo que espera la sociedad del escritor, que cuando sale a la calle es un ciudadano más, comprometido con sus ideas políticas, tan variadas que habrá quien piense de otra manera respecto a esta cuestión del compromiso.
--¿Qué le dirías al ministro de Educación tomando un café?
--Que no tome café y que se relaje. Si puede ser en su casa, mejor que en el ministerio.
--¿Tiene que llover mucho más Por la calle del aire ?
--Por esa calle de Cádiz no hace falta que llueva a cántaros. Con que siga soplando el levante desde allí hasta la plaza de Mina me conformo.
--¿Los best sellers son producto de la literatura o del marketing?
--Son un subproducto que tiene como motor la promoción y como único objetivo el éxito comercial, por encima de cualquier referente de calidad.
--Una anécdota divertida.
--En un campeonato universitario de fútbol, a mediados de los setenta, jugando Filosofía, mi equipo, contra Ciencias, nos presentamos sólo siete. Jugamos y perdimos 11-2. Contribuí decisivamente a disimular el vapuleo: metí un gol de penalty y sujeté al portero para que un compañero metiera el segundo. El árbitro o no lo vio o fue compasivo. El portero se lo tomó bien. Creo que nos entendió.
--Un rincón de Cáceres donde sentir la paz.
--En cualquiera. La paz la lleva uno dentro. Para decir un sitio, aunque no tenga rincones, todo el entorno de la Montaña, la Umbría, el Portanchito.
--Un libro que te haga regresar a sus páginas.
--Cien años de soledad . Una y otra vez.
--Un menú para un día especial.
--De entrada, jamón ibérico y cañaíllas. Salmonetes y atún de Barbate. Solomillo de ternera poco hecho.
--Un recuerdo de tu infancia en Cáceres.
--Las vacaciones, desde finales de mayo hasta mediados de octubre. Eso eran vacaciones. El Rodeo, Cánovas. Las novilladas los domingos de julio y agosto.
--Un viaje inolvidable.
--A París para leer en el Instituto Cervantes con Antonio Colinas.
--Una reflexión ante la vida.
--Una reflexión, no. Un deseo: que dure con salud y con dignidad.
--Una canción que recuerdas con cariño.
--Por la calle del aire , cómo no.
--¿Cómo te gustaría que te recordaran?
--Como un hueco irrellenable, como yo recuerdo a los muertos que me importaban cuando vivos.