El actor Federico Luppi es el protagonista de Cuestión de principios una película de Rodrigo Grande, inspirada en un cuento moral de Roberto Fontanarrosa, con Norma Aleandro como coprotagonista, y la comedia del año en Argentina.
¿Qué es lo que más le atrajo de esta película?
--La historia en sí, ubicada en este mundo urbano y caníbal que tan bien refleja. Y luego está mi personaje, claro: el viejo Castilla, muy representativo de la clase media.
Una clase incapaz de disfrutar...
--Sí, con actitudes anquilosadas y con tendencia al sacrificio permanente. Castilla no se permite disfrutar de lo cotidiano y pone impedimentos para que su vida sea más grata. Y todo por esos famosos principios que tienen mucho que ver con la defensa a ultranza de un mundo mediocre. Castilla es de los que cree que difundiendo sus grandes quijotadas parece alguien importante.
Pero también hay espacio para la redención, ¿verdad?
--Sí, al final se redime cuando conecta con ese amigo del bar y se van juntos a navegar y empieza, ahora sí, a ver que la vida está llena de cosas hermosas. Se demuestra que se pueden superar las trabas. Proponer y aceptar los cambios.
¿Qué es lo que más le molesta de este tipo de personas?
--Que les cueste promover avances, sobre todo a nivel de ideologías. Siguen los dogmas del mundo mediático. Y no arriesgan. La atracción que Castilla siente por la chica de la oficia le crea una crispación violentísima. Aceptar sus deseos más fervientes le enferma. Y esto tiene que ver con esta clase media que se suele plantear dilemas morales pero que es incapaz de solucionarlos.
¿Qué peaje nadie debería pagar?
--El ser sacrificado por su honestidad. Una persona honesta debería ser premiada, en vez de alojarla en el desván de lo inservible. Le contaré una anécdota: a una profesora de interpretación austriaca le fue llorando una joven actriz porque le habían prometido un papel si se acostaba con el productor, y ella le contestó con cinismo: "Querida, se avanza así. Es la vida que tenemos". Ahora hay al menos una ley que defiende el acoso sexual.
¿Cree que todo tiene un precio?
--Sí. Y la pregunta más urticante es si estamos dispuestos a pagar.
¿Sospechaba que sería la comedia argentina del año?
--No tiene grandes pretensiones; pero entiendo que este tipo de crisis que plantea guste al público.