«Les ruego que miren a largo plazo, que apoyen a los flamencos extremeños y que no dejen que nos hundamos sin haber intentado salvarnos, ya que podemos ser uno de los motores para devolver, entre otras cosas, el turismo a Extremadura. Colaboren en la reestructuración de un sector que es importante, tal vez decisivo, para remontar esta pandemia, también económica».

Este es uno de los párrafos que podemos extraer de la carta (se puede leer completa en la edición digital) que el bailaor y coreógrafo Jesús Ortega ha hecho pública en sus redes sociales, y que va destinada a todos los políticos de Extremadura. Una carta agónica escrita por un representante de uno de los sectores más castigados por la inactividad económica en teatros, festivales, peñas flamencas o escuelas formativas, y en la que tiende la mano a políticos regionales, municipales…, para lograr un diálogo entre todos del que se puedan extraer posibles soluciones, para estos profesionales que miran con estupor cómo, de cara al verano, la incertidumbre lleva el rostro de las cancelaciones en cadena. Públicas y privadas.

«El flamenco, es parte integral de la Marca España y quiero pensar que forma parte de la cultura extremeña. En este año, en el que cumplimos el décimo aniversario de la Declaración del Flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por Unesco, los artistas somos el patrimonio flamenco de Extremadura y sin estos artistas, en mi tierra, el flamenco podría retroceder varias décadas si no hay voluntad de ayudar al sector» continúa el director del Centro de Flamenco y Danza Jesús Ortega. Y es que, aunque las clases de esta escuela siguen programándose a través de una plataforma on line, poco más pueden ir avanzando en esa generosa labor de formar profesionales en nuestra región, ligados, además, a nuestros cantes autóctonos, y de seguir ofreciendo puestos de trabajo tanto en el cante como en el toque, en un sector en el que la palabra continuidad suena tan ajena, como un olé bien puesto en muchos festivales. Por desgracia.

Jesús Ortega es el precursor en Extremadura; a nivel nacional, la maestra Cristina Hoyos, y ambos denuncian el estado paupérrimo de la salud económica en la que está el sector en una carta enviada al ministerio de Cultura, en la que se recuerda que el flamenco genera a nivel nacional 650 millones de euros, y solo en los tablaos de Sevilla, 2,5 millones de euros. Para no tomárselo a broma.

Y aunque Flamenco Culture ya estaba concebido antes de la pandemia, es, sin duda ahora, cuando le ha llegado el momento. Fernando González-Caballos es el productor de esta iniciativa que tiene el objetivo de paliar la merma de espectáculos en vivo para ofrecerlos en streaming «y llevarlos hasta el último rincón del planeta con acceso desde múltiples dispositivos móviles», evitando así, cancelaciones de festivales e ideas. Una oportunidad para citas inminentes como la de la Bienal de Sevilla que ya ha comenzado a interesarse por esta otra forma de ofrecer cultura. «Llevamos persiguiendo este sueño y esta tecnología desde antes que saliera youTube en 2005. Nuestra herramienta viene a coincidir con este cambio de paradigma en la forma en la que hasta ahora se ha transmitido nuestra cultura.

A la espera de respuesta

Formación, espectáculos, clases magistrales… se podrán seguir en esta multiplataforma, que ya está desarrollada a la espera de la respuesta de las instituciones con las que ya han mantenido contacto. «Esperamos reactivar los ciclos y festivales que ahora están parados. A sectores claves en Andalucía, como el flamenco y el audiovisual, se les ayudaría y mucho», dice González-Caballos.

Y como esta multiplataforma, hay muchas otras que están proliferando y que también son necesarias, como la que ha puesto en marcha la Delegación de Cultura y Deportes de la Diputación de Badajoz, www.pasionporelflamenco.com que, integrada en el programa La Cultura en un nuevo tiempo, acoge desde peñas flamencas a artistas autóctonos, así como a toda la actividad y actualidad cultural.

Este es el momento en el que el flamenco está ahora: en el de reinventarse y en el de hacer balance, pero también en el de la comprensión, diálogo y nuevas ideas. Necesita mascarillas económicas que aporten nuevas ilusiones y nuevas soluciones ante una pandemia que, en el mejor de los casos, nos ha dejado sin escenario a todos.