La figura singular de Porrina no dejó herederos, lo que no significa nada. Fue original, en un sentido irrepetible en la época en que vivió. Es un referente del flamenco en Extremadura, y cuenta con el reconocimiento de su ciudad natal, Badajoz, donde da nombre a un festival, que hoy llega a su undécima edición y se celebra en un escenario digamos poco flamenco, pero a la altura de esta música, el palacio de congresos de la capital pacense.

El programa del festival mira hacia fuera de la región y hacia dentro. La presencia de Marina Heredia aporta la de una de las jóvenes pujantes voces del flamenco de hoy. Junto a ella, el pacense Paco Dávila representa el nuevo flamenco de la región. La guitarra del extremeño Javier Conde halla en esta cita otra oportunidad para mostrar su evolución desde que siendo niño su padre José Antonio Conde peleaba por situarlo en festivales y otros encuentros de música. El baile lo pone Zaira Santos, bailarina del Ballet Flamenco de Andalucía (cuyo próximo estreno es Romancero gitano ), a la que acompaña la Familia Vargas, que ha hecho del encuentro entre flamenco y fado una de sus señas de identidad.

La importancia creciente de Marina Heredia en el flamenco actual la acredita el premio al mejor disco del 2010 (Marina Heredia , tercero de su producción), que le concedió Flamencos Hoy. Esta grabación se impuso en la votación final a Enrique Morente, muerto a finales del pasado año, y Fernando Terremoto.

En un panorama profuso, lleno de las tensiones que produce la toma de decisiones correctas entre el flamenco más tradicional y el que responde al tiempo de hoy, Marina Heredia puede responder por la tradición y por lo actual. Nació en Granada en 1980. Hija del cantaor Jaime El Parrón, a los 13 años graba en un disco de flamenco para niños y en 2004 recibe el Premio Andalucía Joven a las Artes. La vertiente más moderna de Heredia la muestra en su colaboración en otras músicas (la ópera De Amore de Mauricio Sotelo) y otras artes (con la bailarina Blanca Li en Francia) y en festivales que prestigian el flamenco como el Grec de Barcelona.