TGtrande, grande. Manuel Pecellín Lancharro, nacido en Monesterio (Badajoz), ha sido impulsor y trabajador incansable de la Asociación de Escritores Extremeños, del Centro de Estudios Extremeños, de la Revista de Estudios Extremeños y del Servicio de Publicaciones de la Diputación de Badajoz, además de cofundador y vicepresidente de la Unión de Bibliófilos Extremeños. Tiene una veintena de libros publicados sobre temas filosóficos, literarios y bibliográficos, muchos sobre temas extremeños, y dirige el boletín de la Real Academia de Extremadura. Pero sobre todo es grande por su humanidad, su humildad y su capacidad para hacerse querer por cuantos le conocen.

--¿Cómo se define Manuel Pecellín?

--Una persona muy afortunada, que tuvo la suerte de ganarse la vida en profesiones libremente elegidas. Alguien que se equivoca a menudo y, a quien no obstante, acaban resolviéndosele las cosas mejor de lo esperado. Un hombre fiel a sus amigos y sensible a las alegrías y sufrimiento de los demás.

--¿Te sientes más catedrático, bibliófilo, académico, o escritor?

--Todo un poco, más en la medida que cada una de estas dedicaciones me ha permitido contribuir al incremento de la cultura de mis conciudadanos, entendiéndola, según Machado enseñara, como incremento de la conciencia vigilante.

--¿Qué supone, hablando en plata, ser miembro de la Real Academia de Extremadura de las Artes y las Letras?

--Una distinción para la que hay otros mejores y que te permite escuchar con frecuencia a personas más sabias que tú.

--¿Y recibir la Medalla de Extremadura?

--Un honor extraordinario que, según dije en mi discurso de recepción, muy bien podrían con más justicia lucir muchos campesinos, albañiles, maestros, amas de casa, enfermeras, médicas y tanta gente que se han pasado la vida contribuyendo (muchas veces por bien poco y en no cómodas situaciones) a que los demás podamos subsistir en esta dura tierra.

--¿Los bibliófilos son de verdad tan románticos como Lucas Corso, el personaje de Reverte?

--"Hay gente pa tó", cuentan que contestó el Gallo cuando le dijeron que Ortega y Gasset era un "filósofo". En la UBEx (Unión de Bibliófilos Extremeños) estamos varios centenares de socios. Así que constituimos una fauna bien rica, donde seguramente no faltan todos los prototipos de la especie: románticos, egoístas, generosos, bibliómanos, maniáticos, normalitos, supercultos...

--¿Cuál es la actual situación de las letras extremeñas?

--Habría que remontarse al siglo XVI para reunir, como ahora, tantos nombres de resonancia nacional en las letras extremeñas.

--¿Para qué ha servido la Asociación de Escritores Extremeños, de la que eres fundador?

--El auténtico fundador fue Bernardo Víctor Carande. Creo que la AEEX ha contribuido --y sigue haciéndolo-- a incentivar la creación literaria; dar a conocer a multitud de "letra-heridos" más o menos solitarios; promover el apoyo mutuo (y también, seguramente, los arañazos); difundir el interés por la lectura; incrementar el número de imprentas y editoriales en un territorio tradicionalmente sin las mismas y a elevar el listón de los distintos géneros que aquí vienen cultivándose.

--¿El escritor debe estar al margen de la política?

--¿Por qué razón? Sólo los dioses --decían los griegos-- que no viven en ninguna "polis" están al margen de la política. Otro asunto es que en sus libros tengan que abordar forzosamente problemas sociales.

--¿Internet pone en peligro la creación literaria?

--Al contrario, la puede fomentar, aunque nada será ya lo mismo.

--Un recuerdo de la infancia

--Los veranos en el huerto familiar, ayudando en la siembra, regadío, recolección y demás labores, con reposo para disfrutar de la frescura de la alberca y el sabor de un tomate o un pimiento recién cogidos.

--Un viaje inolvidable

--El que hice a pie, durante cuatro días, con mis amigos de siempre, desde Monesterio a Alájar, atravesando las sierras más altas de Badajoz y Huelva y durmiendo en cualquier parte, hasta llegar a la Roca de Arias Montano.

--Un secreto inconfesado

--Van un par de ellos: Firmé no pocos artículos como "Manuel Monesterio", lo que hace que en algún libro aparezca este nombre, sin identificarlo. Guardo un ejemplar de la biografía que escribí de Camilo Torres, cuya edición hizo quemar entera el Tribunal de Orden Público.

--Un reto como escritor

--Escribir un libro con "historias mínimas" de las que me tocó vivir de mi infancia.

--Una reflexión ante la vida

--Pese a todo, mereció la pena.

--Una anécdota divertida

--Puse en un examen de COU la Teoría platónica de las Ideas. Al corregir los ejercicios, me encontré que el alumno escribía, con buena información sobre "el buitre leonado". Mire Vd., yo no quiero hacer carrera universitaria, porque lo que a mí me gusta es la naturaleza y estoy esperando que salgan las oposiciones para guarda forestal, me confesó cuando lo llamé. Como he notado que a Vd. le gusta la ecología, pues me dije, hala, voy con una especie en peligro de extinción. Y lo aprobé, con la promesa de que en futuros ejercicios me hablase de otros animales. Lleva tiempo trabajando en lo que le gusta e incluso ha publicado un par de libros.

--Un rincón donde sentir la paz

--En el claustro mudéjar del Monasterio de Guadalupe (antes de que lleguen los turistas).

--Un libro de cabecera

--La Odisea, de Homero.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Como alguien al que nunca le apetecía cerrar los ojos, morderse la lengua, atarse las manos o enfriar el corazón.

--Un lugar donde reposar para siempre

--En la Sierra de Tentudía, a ser posible estercolando un quejigo. Como la ley no permite el entierro libre, que desparramen mis cenizas por aquellos encinares. Tampoco me importaría el mar de Conil (aunque no pienso protestar ante lo que se me haga).