--"Es literatura en estado puro. Sirve para aprender, para disfrutar, para reírse a carcajadas y para quedarse pensativo", dijo Rafael Reig de su propio Manual de literatura para caníbales. Pienso lo mismo de su guía. --Muchas gracias. Me alegra que el libro produzca efectos tan dispares. Yo mismo he aprendido y disfrutado mucho más de lo que esperaba, me he reído a carcajadas y en ocasiones me he quedado pensativo en la soledad de mi cuarto.

--¿Es usted Reig?--Yo no, ¿y usted? Ni Rafael ni Reig, me temo...

--¿Oculta su identidad por conflicto de intereses profesional, coquetería académica?--Probablemente una mezcla de lo anterior: coquetería profesional de intereses académicos en conflicto. O el hastío, o la edad, la vanidad, las reuniones de departamento, la soledad. Marsé tiene razón: la literatura siempre es una venganza.

--¿Le duele que muchos de los grandes sigan teniendo los mismos lectores de siempre, mientras se cuela tanta morralla entre la moda sueca?--No. Dado el panorama voraz y la identificación sospechosamente automática entre los niveles de audiencia y la calidad de las obras, me gusta que haya buenos escritores que mantienen un grado de independencia intelectual suficiente como para entrar en el mundo de la fidelidad de los buenos lectores.

--Distingue entre autores adictivos como Conolly y Ellroy y apetitosos.--La adicción es un mecanismo narrativo prácticamente infalible. Ninguna poética puede ignorarlo.