Estaba anocheciendo y Ian Anderson, el flautista mágico de Jethro Tull, hizo el milagro: Extremúsika ya no se mojaba. Eran las nueve y, hasta hacía apenas dos horas, el agua no había parado de caer sobre el albergue juvenil El Prado de Mérida, donde ayer la música volvió a sobreponerse al agua. Llovió y mucho desde el mediodía, pero el programa previsto se mantuvo. Con chubasqueros, paraguas y botas de goma, el público pisó los tres escenarios del festival que funcionaron a pleno rendimiento. Ni los charcos ni el barro detuvieron las ganas de disfrutar del rock, el punk o el hip-hop de los espectadores que ayer se dieron cita en el certamen promovido por A Vallekas Producciones. Según cifras de la organización, 26.000 espectadores presenciaban los conciertos a las 22 horas de ayer en el recinto del albergue juvenil El Prado.

Aunque la mañana amaneció despejada, las nubes fueron cubriendo el recinto a la hora de la siesta que, para muchos, fue casi la del desayuno tras la larga noche del jueves en la que Rosendo, Albertucho y Bolikot hicieron disfrutar de lo lindo. Por momentos, pareció que el cielo no se iba a abrir pero la lluvia, menos intensa que en el estreno del jueves pero más persistente, dio una tregua a las siete de la tarde. Por fin respiraban los organizadores, que ayer se afanaron en dejar en condiciones el recinto descargando hasta 4.000 metros cúbicos de arena de río para cubrir las zonas del recinto más castigadas por el agua. El esfuerzo mereció la pena porque, a pesar de la lluvia que cayó por la tarde, los espectadores pudieron moverse por la carpa de los artesanos y acceder sin mayores problemas a la acampada gracias a los palés que se habían colocado en las entradas desde el jueves.

DISTINTOS ESTILOS El cartel de la jornada, con 18 grupos previstos, no defraudó. Desde el inicio a mediodía y hasta bien entrada la noche, Extremúsika demostró por qué está entre los festivales con mayor prestigio en el país. La posibilidad de ver sobre los escenarios a un amplio abanico de bandas de distintos estilos engancha a cualquiera que le guste la música en directo. Lo hicieron bien los extremeños Maggot Brain, rock americano potente y con un sonido de calidad que despertó a los que aún dormían antes de la hora de comer. Sioux, Sindicato del Crimen y Barra Libre también estuvieron entre los más madrugadores y dieron paso a la contundencia de los brasileños Ratos de Porao en la sobremesa, a la que se sumaron Eskorzo y Fonzie.

Pero lo mejor estaba aún por llegar. La apertura puntual, a las 16.30 horas, del escenario de la ribera del Guadiana donde ayer se rindió tributo al rock andaluz fue de las mejores noticias de la segunda jornada. Daba igual que lloviera. Los sones de Triana embrujaban a un público fiel que, a esa hora, apenas reunía a un centenar de espectadores en el escenario donde tocaba Fonzie. Los raperos de Falsa Alarma levantaron, pasadas las cinco, a los amantes del hip-hop del festival extremeño. Si la lluvia aún no daba aún una tregua, la música tampoco se paraba. Y el agua por

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