El jurado del Festival de San Sebastián del 2009 cometió el pecado de pasar olímpicamente de El secreto de sus ojos . Su director, Juan José Campanella (Buenos Aires, 1959) tuvo una dulce revancha: llevarse el Oscar. Escarmentado del error, el certamen donostiarra levantó el telón el pasado septiembre con su última obra, Futbolín , película de animación especialmente dirigida al público que, de momento, se está revelando como el más fiel a las salas: el infantil. Realizada con la décima parte del presupuesto habitual en Hollywood, Futbolín es la historia de un chaval de barrio que, ayudado por las figuras del futbolín de su infancia, planta cara a un equipo presidido por un engreído astro deportivo. ¿Cristinano Ronaldo? Para comprobarlo, se puede ver en Cáceres, Plasencia, Coria, Badajoz, Mérida, Almendralejo, Don Benito y Zafra.

--Los perdedores henchidos de dignidad están en toda su filmografía. Aquí también.

--Las únicas dos cosas que me interesan en el cine son que esté en peligro la vida o la dignidad de los protagonistas. Y si están en peligro las dos cosas, mejor. En Futbolín vemos un partido que se juega por la dignidad. Y es verdad que eso es algo que está en todas mis películas. Me gustan los personajes que son poco luchadores en la vida y que, arrastrados por circunstancias de fuera, sacan al héroe que llevan dentro. El suspense radica en si lo van a sacar o no.

--El malo de la película es un futbolista engreído con cierto parecido físico a Ronaldo.

--Me acabo de enterar de que Ronaldo va a hacer un museo de sí mismo en su pueblo. No es que nosotros nos hayamos inspirado en él sino que yo creo que él se ha inspirado en Futbolín . Sinceramente, la película la empecé hace seis años y hasta hace uno no había escuchado nada de Ronaldo. En todo caso, no es el único futbolista así. Estamos acostumbrados a deportistas muy famosos egocéntricos y con vida ostentosa.

--Los niños no la pillarán, pero hay mala leche en la película.

--No, hombre. Es sarcasmo.

-- ¿Qué habría hecho con un presupuesto como el de Pixar?

--Me lo hubiera guardado para mí (risas). No sé en qué gastan la plata ellos. Deben de tener unos sueldos brutales. Tom Hanks cobra 20 millones de dólares por poner voz a un personaje. Nosotros hemos hecho Futbolín con 20 millones de euros. Con 5 más hubiéramos estado más tranquilos, pero no necesitábamos 200.

--¿Es más estresante dirigir a muñecos que a actores reales?

--Es agotador. Fui al hospital.

--¿Y eso?

--Se me complicó un problema que tengo en la espalda. Y una gastritis hizo que me retorciera de dolor. Me ingresaron y estuve dos días dopado, durmiendo. Una película de animación es mucho trabajo. Dependes de los ordenadores todo el tiempo y eso genera estrés. Tienes que tomar millones de decisiones, desde la separación de los ojos de los personajes hasta el tamaño de las pupilas o la lana del jersey. Es agotador. En agosto del 2012, cuando nos quedaba menos de un año para acabar, pensábamos que no íbamos a llegar. Pero la hicimos.

--En el festival de San Sebastián muchos críticos vieron Futbolín esperando ver una película de François Ozon.

--Ya, sin tener en cuenta que es un filme de dibujos, para niños. Up tuvo críticas fabulosas. Yo lleve a mi hijo y lo saqué del cine. Es tenebrosa. Qué comienzo...

--¡Pero si es maravilloso!

--Pero no es para niños. A mi hijo lo llenó de angustia. Y a mí también. Quería matar a los críticos que no advirtieron de eso. Los críticos deberían juzgar las películas por lo que las películas quieren ser no por lo que ellos quieren que sean.

--Usted, a pesar de ser argentino, no es futbolero.

--No. Solo veo los mundiales. Y solo los partidos de Argentina.

--¿Algún otro deporte?

--No. Bueno, desde hace dos años voy al gimnasio y hago pesas. Soy disciplinado porque durante el rodaje de Futbolín llegué a pesar 100 kilos. Ya he perdido 20.