TAtlberto Navalón (Cáceres 1969), es diplomado en Magisterio por la Universidad de Extremadura y un inquieto fotógrafo que en diciembre de 2008 se embarcó en la autoedición de su primera novela Ojos Negros . Desde entonces han visto la luz otras cuatro más: Doce años (2009), Nieblas de noviembre (2010), Lágrimas para otra vida (2011), y Curvas de La Habana (2012). Recién terminado aunque aún sin publicar tiene un nuevo libro: Los pájaros no cantan en Madrid (2013), y actualmente trabaja en Alba de tinieblas , una novela ambientada en el Siglo XVI durante la instauración del Tribunal del Santo Oficio en Galicia.

--¿Cómo se define Alberto Navalón?

--Creo que la palabra que mejor me define podría ser: Sencillo. Lógicamente hay otras más complicadas en las que podríamos entrar en detalle, pero creo, sinceramente, que ésta es la que más cuadra con mi personalidad. Me conformo con bastante poco y no busco el ser feliz sólo por el hecho de tener más.

--¿Cómo afrontas el argumento de tus novelas?

--Desde la perspectiva del realismo o el hiperrealismo como algunos pintores y, sobre todo, tocando temas que lleguen al corazón de los lectores. Creo que lo más importante de mis obras es que todas y cada una de ellas rozan los sentimientos personales de todos aquellos que abren una novela mía y se sumergen en sus líneas, sean hombres o mujeres.

--¿Qué buscas en tus libros?

--Principalmente emocionar con las historias que narro. Todas son cercanas y sé que están más presentes en las vidas de quienes siguen mi obra literaria que lo que ellos creen. Cuando hablo con ellos, los lectores, todos coinciden en lo mismo: les ha tocado la fibra sensible que llevamos dentro. Sean de un sexo u otro, aunque he de decir que el 95% de mi público son mujeres.

--Un recuerdo de la infancia.

--Quizás los juegos de antaño: los bolindres, el rescate, "churro, mediamanga mangotero", el pañuelo... y todos aquellos con los que disfrutábamos. ¿Por qué? Sólo he de mirar a mi hijo y ver cómo crece alejado de esos con los que nosotros disfrutamos tanto y que, ahora, regresan a mi mente.

--Un viaje inolvidable.

--No tengo un viaje o un destino favorito en concreto. He tenido delante desde glaciares hasta las inmensas dunas del desierto del Sahara, caimanes y serpientes venenosas en pleno bosque tropical, construcciones milenarias y espectaculares formaciones naturales. Sin embargo, tanto dentro como fuera de España me quedo con la gente que me ha acompañado y con los que he compartido esos momentos. Quizás el mejor está por llegar, pero siempre con amigos.

--Un secreto inconfesado.

--¡Buena pregunta! Apunta que te lo digo al oído...

--Un reto como escritor.

--Es difícil cumplirlo, la verdad, pero mi meta está en que cada obra que sale de mi imaginación, sea siempre superior a la anterior. Según los lectores lo voy cumpliendo a cada paso que doy al publicar una nueva novela y, eso, es lo que más me llena. No voy buscando las ventas, pero te engañaría si te dijera que no quiero vender a otros niveles. Para mí lo más importante es que, cuando sale un libro al mercado, quienes me siguen digan que les ha vuelto a emocionar y que me he superado. Sólo eso.

--Una reflexión ante la vida.

--Hay muchas pero me quedo con un tópico que analizo cada día ante los diarios o los informativos: "El ser humano es maravilloso y al mismo tiempo cruel". No entiendo la barbarie que vemos y que nos rodea. ¿Por qué? ¿Qué planeta estamos dejando para nuestros vástagos y nietos? Eso me preocupa bastante.

--Una anécdota divertida.

--Divertidas tengo muchas, sobre todo las que tienen que ver con la casualidad, la maldita casualidad, pero creo que las que más cariño tengo al recordar son las que me han sucedido y de las que he salido impune. Un ejemplo: De Chile a Argentina pasamos un coche de manera irregular, sin presentar los papeles (con lo despistado que soy... era normal). Al regresar a Chile, los argentinos, casi riéndose, nos permitieron pasar la frontera porque el coche era del otro país y ya nos las veríamos con ellos. Efectivamente; simplemente dijeron: "Han metido un coche en Argentina de manera irregular. El vehículo queda inmovilizado y ustedes pasan a disposición judicial". Salimos de esa situación gracias a la señora de la limpieza. (Se lo llevó a una sala y no sé que le dijo). Creo que fue porque no le pisé "lo fregao".

--¿El escritor debe estar al margen de la política o la escritura puede ser un arma de compromiso político?

--El poder de la palabra sale de la pluma de los escritores aunque ha de ser inherente al mismo pueblo. Sin embargo, creo que se puede dar cuerpo a una idea política con los suficientes argumentos para ser convincentes y que el público lo pueda entender a través de una obra, un artículo o una reflexión hecha en un blog o web. No hay lucha a través de las letras, pero sí en las urnas.

--Una canción que recuerdas con cariño.

--Quizás, por lo que viví a través de sus canciones en un bar cercano a la Plaza Mayor de Cáceres, donde nos dieron hasta una tarjeta VIP (que no nos valió para mucho), una de Gabinete Caligari: Al calor del amor en un bar , de finales de los 80. Su frase: "No hay como el calor del amor en un bar" podemos trasladarla a nuestra época al ser algo perenne en el tiempo, el amor, la compañía, un café... una charla.

--Un rincón de Cáceres donde sentir la paz.

--Sin duda la Ciudad Monumental en cualquiera de sus calles. Y fuera de Cáceres: un bosque, a ser posible de castaños en otoño.

--Un libro de cabecera.

--Cualquiera que me invite a continuar leyendo y averiguar qué ocurre al final, cosa que no suele ocurrir con frecuencia porque, quizás, le pongo muchas trabas a cada uno que leo.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Con alguna que otra palabra, pero quizás con estas dos: Natural. Transparente.

--Un lugar donde reposar para siempre.

--Si es en vida: Junto al mar o junto al cauce de un río, cerca de un bosque y que sus susurros me acompañen a lo largo del día. Si es muerto: En el viento, que arrastre mis cenizas por los lugares que nunca pude visitar.