Ahora que la marca Balenciaga brilla de nuevo en el firmamento de la moda de la mano del director artístico Nicolas Ghesqui¨re, París rinde homenaje por primera vez al modisto español que la fundó. Treinta y cuatro años después de la muerte de Cristóbal Balenciaga (Guetaria 1895-X bia 1972), el recién renovado Museo de las Artes Decorativas dedica una exposición al creador que revolucionó la alta costura y la estética femenina entre los años 30 y 60.

La exposición --que podrá visitarse hasta el 28 de enero-- pone de relieve hasta qué punto el paso del tiempo revaloriza la obra de este modisto, que combina la audacia con la obsesión por la perfección y la pureza. El recorrido por el medio siglo de trayectoria de Balenciaga es también un guiño a su fascinación por el negro profundo.

El visitante se sumerge, al recorrer la exposición, en un ambiente sereno, de una oscuridad casi completa, sobre la que resaltan los modelos más emblemáticos de Balenciaga. Los suntuosos vestidos de noche y sus famosos boleros de los años 30 y 40 dan paso a los depurados trajes chaqueta de los 50, salpicados de creaciones visionarias como el vestido-túnica (1955), el vestido-saco (1956), el vestido baby doll (1958) y el vestido cubierto de rejilla metálica (1964).

Pero a los años de esplendor iniciados en 1937, cuando abrió su casa de costura en el número 10 de la aristocrática avenida parisina George V, siguió una época de decadencia. En 1969, Balenciaga decide cerrar su taller de París tras presentar, a los 73 años, su última colección.

La marca Balenciaga inicia una larga travesía del desierto de la que sale a partir del 2001, cuando el grupo Gucci compra la legendaria firma. La inyección económica da alas a Ghesqui¨re. Sus colecciones causan sensación y la marca recobra el prestigio perdido.

Las creaciones emblemáticas de Ghesqui¨re de los últimos años aparecen en el tramo final de la exposición sobre unos galácticos maniquís. La visión --también sobre unas pantallas-- de las últimas colecciones que ha presentado la firma demuestran hasta qué punto Nicolas Ghesqui¨re ha seguido la línea del maestro español.

REINVENCION No deja de sorprender cómo Ghesqui¨re ha reinventado los modelos creados por su predecesor, cómo las creaciones de hoy descansan sobre los patrones ideados por Cristóbal Balenciaga.

Este ejercicio histórico-estético finaliza con una gran creación del modisto vasco, un sobrio vestido de novia en forma de capa, acompañado de una frase del maestro: "Un buen modisto debe ser arquitecto sobre el plano, escultor por la forma, pintor por el color, músico por la armonía y filósofo por la medida".