Robe Iniesta (Plasencia, 16 de mayo de 1962) repite creación con músicos extremeños en su segundo trabajo consecutivo sin Extremoduro y lo hace por puro convencimiento «y porque disfrutamos mucho en el primero», aseguró ayer en Madrid.

El músico, poeta y escritor presentó con todos ellos su nuevo disco, ‘Destrozares. Canciones para el final de los tiempos’ en el Barclaydcar Center en una comparecencia en la que exhibió naturalidad y espontaneidad a partes iguales y con una audiencia periodística que llenó la sala. Tanta que empezó la rueda de prensa animando a los periodistas a que le preguntaran sobre su nuevo cd, sin más, sin prólogos ni explicaciones previas. Todo sin embages, sin introducciones ni alharacas nada más allá que la de un aperitivo para relajar el ambiente. Más de una hora de puro Robe Iniesta sometido a preguntas de todo tipo.

«En el otro disco (‘Lo que aletea nuestras cabezas’, 2015) lo pasamos muy bien. Queríamos seguir juntándonos y había la oportunidad. Disfrutramos mucho en el primero», explicó a preguntas de este periódico el hombre que ha revolucionado la música en España, el tipo capaz de llenar estadios sin apenas promoción, el músico políticamente incorrecto que se ha ganado el respeto general incluso desde géneros en nada parecidos al suyo.

Carlitos Pérez (Almendralejo, 1990); David Lerman (Cáceres, 1988), Lorenzo González (Cáceres, 1975), Alber Fuentes (Plasencia, 1986) y Álvaro Rodríguez (Almendralejo, 1975) asistían, cómplices y felices, a un día especial para Robe, quien también informó que las fotos que adornan el disco fueron tomadas en Acebo, en plena Sierra de Gata. Dice el placentino que últimamente viaja más a su tierra natal por «razones de trabajo» y que antes solamente lo hacía en vacaciones, cuando iba a Plasencia.

«Yo tenía 23 años cuando empecé esta historia», dijo cuando se le planteó la diferencia de edad con esos músicos, con los que exhibió una complicidad especial. «La edad no tiene nada que ver», llegaron a afirmar todos ellos, casi al unísono, para completar la idea inicial.

‘Destrozares’ es una obra no necesariamente triste, según Iniesta, «porque hay algunos mensajes optimistas». Sin embargo, la belleza insultante de ‘La canción más triste’, que puede erigirse en uno de los mejores temas de su carrera, no tiene por qué ser un reflejo de vivencias propias. «No hay que tomarse las canciones al pie de la letra respecto a mí. Puede que haya vivido algo así, pero no ahora, sino en algún momento atrás. Tampoco me preocupa que este disco sea considerado como el más triste de mi carrera o el menos beligerante. Son cosas que no me preocupan, ya que no compongo pensando en el público. Me salen las canciones y ya está, como si las vomitara».

«Soy el mismo, pero distinto. Simplemente quería sorprenderme a mí mismo». Iniesta conservó su particular visión como creador creyendo en su propia música, «la que le sale» sin más dramatismos y sometida, explicó, a sus gustos e inspiración. «He gozado muchísimo», abundó.

Sin planificaciones / «Me la suda», zanjó cuando se le planteó si le ocupa la eterna cuestión del ‘Robe de antaño’ que admiradores echan en falta. Fiel a su costumbre, no quiso colgarse etiquetas. «No tengo ganas de planificaciones», dijo, antes incluso de que se le cuestionara si volvería a hacer un libro (escribió una novela, ‘Viaje al centro de la locura’) «porque eso requiere una chispa que ahora no me llega».

«Al rock español lo veo mal. Es difícil triunfar, incluso teniendo discográfica», manifestó sobre el momento actual antes de abrir la puerta ante una posible gira, «que me apetece hacer» aunque no quiso confirmar nada.

Bromista, llegó a estar especialmente relajado cuando le preguntaron sobre su visión del periodismo musical. «Son unos monstruos...», dijo con ironía y una sonrisa en la boca antes de ponerse más serio y afirmar: «son muy rosa y amarillo. Si te preguntan por las pastillas, no creas que lo están haciendo por las de las guitarras». Puro Robe.