El 13 de noviembre del 2005, el artista canadiense Rufus Wainwright se clavó en la cruz durante su actuación en la sala Razzmatazz de Barcelona. "Rezad por vuestros pecados, porque el mesías gay está llegando", cantaba Wainwright en una arrebatada perfomance de gospel kitsch. Nadie, ni aquí ni en ninguna de las ciudades europeas que visitó en su segunda gira del 2005, mostró el menor gesto de escándalo, pese a la desternillante chanza de Cristo crucificado. Las ventajas de no ser Madonna.