Los exiliados de la Segunda República española han adquirido en la distancia la categoría de héroes de la dignidad. En el pensamiento de Luis Sáez (Cáceres, 1966) esos escritores y políticos que abandonaron España a causa de la guerra civil, semejan a los héroes que uno podía imaginar en la infancia. A muchos de ellos los ha reunido en Un duelo privado , su segundo libro, publicado en la colección Ensayos Literarios, de la Editora Regional de Extremadura.

"Tenía la apetencia de escribir sobre este heroísmo imperfecto, que es un modelo de dignidad, más allá de la lectura patriótica que se ha hecho sobre el exilio", afirma Sáez.

Recurriendo, de nuevo, como hizo en su primer libro, Animales melancólicos , al fragmento como motor del libro, Sáez, licenciado en Filología Hispánica y profesor de literatura, va sumando hechos, reflexiones, vicisitudes de los hombres del exilio para dibujar el paisaje de sus vidas fuera de España (o dentro para aquellos que eligieron quedarse).

Notas, aforismos, reflexiones tejen un texto cuyo lenguaje presenta una intención poética ("El ángel de la frontera --aquel que en el destierro vuelve interesante al viajero-- vigila, a su manera, la huida y el combate").

Inserta citas de libros de los autores que trata (diarios de Azaña, recuerdos de María Zambrano, evocaciones de Arturo Barea....) y con ellos repasa las grandes líneas del exilio: el regreso, la muerte, la postura ante la lengua, la huella del pasado.

Pero Sáez va más allá del ámbito español y une este "asedio" al exilio a otros desarraigos similares: la deportación, el destierro, tan comunes en la historia europea del siglo XX.

ANECDOTA Hay una presencia deliberada de liberales republicanos en Un duelo privado , señala Luis Sáez. Hombres que "tenían mucho que perder" y de los que emerge su imagen de ciudadanos. Paulino Massip, Corpus Barga, Azaña o Max Aub, intelectuales o políticos, se erigen en protagonistas visibles de la historia del exilio español, un ejemplo de "lucidez y concordia".

El de Max Aub es un ejemplo paradigmático. De orígenes familiares alemanes y franceses, abrazó una lengua que no era la suya, la española, para escribir su obra. Exiliado en México, murió allí tras un viaje temporal de regreso, que contó en su diario La gallina ciega . Su final, enterrado entre tumbas de niños, cierra una trayectoria singular.

Tras presentar Un duelo privado en Cáceres el pasado miércoles, Sáez lo hará mañana miércoles en el Museo Extremeño e Hispanoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC) de Badajoz, a las 20.00 horas.