Uno de los diarios más increíbles del mundo es el británico Daily Express, cuya especialidad es la de Diana de Gales posmortem, por lo que algún día deberían de cambiar el nombre de la publicación por Daily Diana o Diana Express.

Día sí y día también, el Daily Express publica sensacionales revelaciones relacionadas con el fallecimiento de la princesa, vil asesinato, según la teoría conspiratoria que manejan y que comparte y fomenta Al Fayed, padre de Dodi. Con cientos de reportajes, los periodistas juntacadáveres de la publicación han fabricado el ataúd de la sospecha, clavos oxidados y maderas podridas, aunque por más que ofrezcan exclusivas imposibles en la portada (siempre en la mitad inferior de la página), ningún otro medio de comunicación las recoge. Porque nadie las cree. Pero ellos insisten, una y otra vez, con lo inverosímil --aunque no imposible-- por si alguien pica. El miércoles se enganchó en el destrozado guardabarros una agencia española.

La corresponsal en Londres recogió en un teletipo una de esas investigaciones tan rocambolescas que parecen inventadas: alguien saboteó el cinturón de Diana y no pudo abrochárselo. Lo mismo le ocurrió a Dodi. Extraño es que dos personas suban a un coche de súper lujo, descubran que dos cinturones están estropeados y no les alarme la coincidencia. Unas semanas antes, el Daily Express también descubrió que el chófer de Diana fue cegado con un puntero láser. Con el dardo lumínico en los ojos del conductor y los cinturones rotos era imposible salvarse.

¿Y si al final el rotativo británico tiene razón y se cargaron a la princesa? Peores novelas ha escrito Frederick Forsyth.