Los Globos de Oro tuvieron a Bill Clinton, así que los Oscar no podían ser menos. Si en los primeros fue Steven Spielberg quien llevó al escenario a un expresidente para presentar Lincoln, en la fiesta por excelencia de la industria fue Harvey Weinstein (inspirado por una idea de su hija Lily) quien logró un golpe aún más potente y sorprendente: convencer a la primera dama de EEUU, Michelle Obama, de que entregara el Oscar a mejor película. Todo se acabó de gestar hace semana y media, cuando los productores de la gala y el presidente de la Academia viajaron a la capital y se reunieron con Michelle Obama.