En el pasado, los muertos viajaban al más allá con sus posesiones, riquezas, objetos, muchos de los cuales han pervivido intactos hasta hoy, en algunos casos de modo sorprendente, como aquellos elaborados en vidrio. No importa su precariedad, como puede comprobarse en la exposición La fragilidad en el tiempo. El vidrio en la antigüedad , que se inauguró la pasada semana en la sala Europa de Badajoz. Más de 160 objetos encontrados en tumbas en su mayor parte, y procedentes del Museo Arqueológico de Cataluña (MAC) y sus sedes en Empurias, Ullastret y Sant Pere de Galligants, y del de Tarragona podrán visitarse hasta noviembre en este espacio expositivo.

Entre los objetos destacan piezas de joyería, amuletos, pequeños contenedores, usados para guardar ungüentos o aceites perfumados, platos, vasos, copas, jarras y otros recipientes de mesa y de cocina, vidrio de ventana... elaborados entre los siglos VII a. C. y VII d. C., según la información del MAC.

Estos elementos de uso cotidiano pudieron servir para guardar las cenizas de un difunto o formar parte de un ajuar funerario. Las sepulturas han protegido estos materiales aislándolos del exterior y limitando la acción de los agentes atmosféricos.

La muestra, que ya ha visitado otras 13 ciudades, distribuye las piezas en 64 vitrinas ordenadas a partir de las técnicas de fabricación y de decoración. El visitante puede conocer cómo el objeto de vidrio dejó de ser un producto de lujo para convertirse en un elemento muy frecuente de la vida cotidiana, desde la época prerromana anterior a la técnica del soplado a la caída del Imperio Romano.

En Badajoz se observan piezas de Cataluña y Baleares, pertenecientes a excavaciones, y de Siria, Palestina, Egipto, Italia, Líbano o Jordania llegadas de las compras, según Teresa Carreras, conservadora del MAC,en la presentación de la muestra en Badajoz.