Si hubo humanistas en el siglo XX, Charles Edouard Jeanneret fue uno de ellos. Tuvo nombre propio, con el que es reconocido como uno de los grandes arquitectos de su tiempo, aún el nuestro: Le Corbusier (Suiza, 1887-Francia, 1965). Y una parte de su legado ha viajado a Extremadura desde París, en lo que es una exposición singular.

Organizada por la Fundación Le Corbusier junto al Círculo de Bellas Artes de Madrid, Le Corbusier y la síntesis de las artes: el poema del ángulo recto se expone hasta el 20 de agosto en el palacio de congresos de Mérida. La muestra gira en torno a un libro: El poema del ángulo recto , que el artista suizo publicó en 1955. En él lleva a cabo una síntesis de su carrera artística y refleja sus ideas sobre la relación del hombre con la tierra. Dibujos, litografías (19), trabajos preparatorios, papeles cortados, testimonios, el poema manuscrito por el propio artista y documentación sobre la última década de su vida se suceden en esta exposición.

Le Corbusier estudió en Suiza artes y oficios. Amplió estudios en Francia y Alemania y en 1922 adoptó su sobrenombre, adaptación de Lecorbésier, apellido de su bisabuela y que significa el cuervo. En esa década desplegó una actividad incesante como escritor, pintor, arquitecto y difundió en artículos sus teorías arquitectónicas.

Una de sus principales aportaciones es el entendimiento de la casa como una máquina de habitar, según los avances industriales que incorporaban los automóviles, los grandes transatlánticos y los aviones.

Definió la arquitectura, que ejemplifican obras como la iglesia de Nuestra Señora de Haut o Casa de Suiza, como el juego correcto de los volúmenes bajo la luz, basada en la utilización de nuevos materiales: hormigón armado, vidrio y otros productos artificiales.

Una de sus preocupaciones fue la defensa de una nueva planificación urbana, adecuada a las necesidades de la vida moderna. Así, trabajó en el planeamiento de la ciudad india de Chandigarh y en una serie de edificios públicos realizados entre 1953 y 1961 en este país.

Le Corbusier sentía "un gran amor" por España, dijo Isabel Godineau, de la Fundación Le Corbusier durante su visita a Mérida para presentar esta muestra, informa Efe. Al arquitecto le atraían los lugares del Mediterráneo. Desde Almería escribió: "Esta España está por encima de todo lo que se puede imaginar".