Creador de canciones sentimentales de altos vuelos, comprometido con la misión de dar grosor literario a los textos, Alberto Cortez cantó a los clásicos del Siglo de Oro y a Antonio Machado y Miguel Hernández sin olvidarse de sus raíces argentinas, de Yupanqui y de Gardel. La agenda del una vez llamado «gran cantautor de las cosas simples» seguía activa cuando ayer fallecía, a los 79 años, por las complicaciones de una hemorragia gástrica, en el Hospital Universitario HM Puerta del Sur, de Móstoles, donde fue ingresado el 27 de marzo.

El estilo vocal sentido y la vestimenta oscura de Cortez (su nombre real era José Alberto García Gallo, nacido en Rancul, en La Pampa, Argentina, el 11 de marzo de 1940) quedan asociados a una obra que conjugó sensibilidad poética y sintonía popular, y que vivió una etapa primeriza en torno a una sucesión de hitos livianos: de Sucu-sucu (que le valió un sobrenombre, Mr. Sucu-Sucu) a Me lo dijo Pérez (que adaptarían voces como Los Tres Sudamericanos, Karina y Mochi). En esos primeros años 60, recién afincado en Madrid, despuntó una pieza más profunda, Las palmeras.

Como dijo hace tres años, que el entonces ministro Fraga calificara de «tontas» las canciones que se hacían en España le tocó la moral y se puso a musicar a Lope de Vega, Quevedo y Góngora. Sus recitales apuntalaron una nueva etapa. Llegaron los dos volúmenes del álbum Poemas y canciones, que fueron seguidos por El compositor... el cantante (1969), con su creación Cuando un amigo se va.

Cortez cantó a su emergente paisano Facundo Cabral (No soy de aquí, entre otras muchas) y Serrat incluyó sus adaptaciones de Retrato y Las moscas en el álbum sobre Machado, y de Las nanas de la cebolla en el de Miguel Hernández. Gozó de proyección en Latinoamérica, primero en México y algo más tarde en Argentina, país al que regresó anímicamente en el álbum Gardel... como yo te siento (1984).

Encuentros con Pablo Milanés, Mercedes Sosa, Susana Rinaldi y María Dolores Pradera salpicaron su intensa carrera tanto en los escenarios como en disco, mientras seguía cantando a la melancolía, la reflexión filosófica y el costumbrismo . La lesión causada por una caída, en el 2013, le forzó a un reposo del que salió con la gira El regreso, en la que aparecia sentado en una silla.