El verde tendrá que agarrarse a la esperanza. Los dos equipos extremeños de Segunda B que visten de ese color, el Cacereño (grupo I) y el Villanovense (grupo IV), viven el peor momento de la temporada y empiezan a preocuparse seriamente por su futuro: si siguen así, volverán a enfrentarse la próxima campaña... en Tercera.

Los dos casos tienen unos pocos paralelismos y una única solución: reaccionar cuanto antes. El margen se le estrecha a cacereños y serones, a los que les restan únicamente siete jornadas para salir de sus difíciles situaciones.

En lo que concierne al conjunto de Angel Marcos, han sido demasiadas las llamadas a la tranquilidad y a que queda mucho todavía. Cuando solamente se ha ganado un partido en los últimos cuatro meses lo normal es haber caído hasta el antepenúltimo puesto.

La derrota del domingo frente al Racing de Ferrol (0-2) fue otro clavo en el ataúd de un equipo que no encuentra el camino, por muchas variaciones de todo tiempo que se le introduzcan. Lo único bueno es que casi todos los equipos implicados en la zona baja también perdieron, por lo que la situación queda de un modo similar. Con 28 puntos, el CPC está a cuatro del Astorga, que ocupa el lugar de promoción de permanencia. Al enfermo se le está poniendo tan mala cara que muchos firmarían ahora mismo acabar en ese quinto puesto por la cola y jugárselo todo a una carta.

En el calendario esperan Coruxo (fuera), Racing (casa), Astorga (fuera), Arandina (casa), Logroñés (fuera), Peña Sport (casa) e Izarra (fuera). Habría que sumar 15 puntos aproximadamente. ¿Sí se puede?

La tarea de Sanlúcar

A unos 90 kilómetros al este, en Villanueva de la Serena aumenta la preocupación tras el 0-1 del sábado ante el UCAM Murcia. Fue el debut de Manolo Sanlúcar en el banquillo.

En esa decisión de cambiar de entrenador es donde concentra sus energías el club que preside José María Tapia. Su presente es algo mejor que el del Cacereño: con 32 puntos es cuarto por la cola y marcha igualado con el quinto, el Melilla, por lo que tiene la soga algo menos apretada.

Un vistazo a sus últimos siete encuentros también invita a cierto optimismo: Jaén (fuera), Recreativo (casa), Cartagena (fuera), Granada B (casa), Algeciras (fuera), Marbella (casa) y Betis B (fuera). Todos, excepto el filial bético, están en la zona media-alta sin apenas posibilidades de entrar en la fase de ascenso, aunque sí tendrán como estímulo la clasificación para la Copa.

Tranquilidad emeritense

Todo esto contrasta con la tranquilidad con la que está afrontando el otro equipo extremeño de la categoría, el Mérida, la recta final. La Copa, efectivamente, puede ser su motivación, pero tampoco una obsesión.

El conjunto de Antonio Gómez marcha noveno e incluso el Viernes Santo se permitió el lujo de arrancar un empate que pudo ser victoria en el campo del líder, el Murcia (1-1).

De los siete partidos restantes es el único extremeño que tiene cuatro en su estadio (Melilla, Linares, Linense y Almería B) y tres fuera (San Roque, Cádiz y Sevilla Atlético). Curiosamente, en algunos de ellos podría hasta echarle una mano al Villanovense, ya que son ante equipos de abajo.