Sin pausa y en mayor número a medida que avanzaba la hora del partido, los seguidores barcelonistas se concentraron desde primera hora de la mañana de ayer por los lugares emblemáticos de París, especialmente junto a la Torre Eiffel y el Trocadero, donde una marea culé ganó por goleada el primer pulso a los animosos seguidores ingleses.

Ataviados con camisetas azulgranas o las amarillas de la segunda equipación del equipo, blandiendo banderas azulgranas, catalanas o de la ciudad de Barcelona y haciéndose notar en todo momento, los seguidores barcelonistas se reunieron mayoritariamente en torno a los Campos Eliseos. Tampoco faltó algún paño verde, blanco y negro ondeado por los numerosos extremeños que habían logrado un billete para la cotizada final.

Cánticos, algunas bengalas y mucha expectación marcaban el biorritmo de los aficionados, llegados desde todos los puntos de España. Incluso brilló un detalle significativo: la magia de Ronaldinho y compañía atrae cada vez más a jóvenes seguidores en una afición que históricamente ha tenido una elevada media de edad.

No faltaron algunas banderas con lemas independentistas. Las que las Juventudes Nacionalistas de Cataluña (JNC) llevaron hasta París y repartieron en los aledaños de Saint Denis, esas banderas con el lema "Catalonia is not Spain" que ya se han visto esta temporada en el Camp Nou y que le valieron una multa de la UEFA al Barcelona.

Otros seguidores mostraban pancartas con lemas sobre el destino de las entradas que finalmente repartió el club en detrimento de los socios, pero en todos los casos el optimismo fue en todo momento la tónica dominante ante la suerte de su equipo anoche.

Primer ´round´ ganado

Los aficionados del Arsenal apenas se dejaron ver por la zona más emblemática de la capital parisina. Camisetas doradas como las que lucieron los gunners en el Estadio de Francia, con la inscripción de Henry en el número 14 eran las más predominantes entre la escasez. Pero en todo caso la cordialidad presidió la relación entre los seguidores de uno y otro equipo, que convivieron en armonía y sin problemas para compartir colas frente a la torre Eiffel.

En los aledaños del estadio, los reventas volvieron a hacer su agosto. Más de 4.000 euros se pedía por una entrada a media tarde, aunque a pocos minutos del inicio se encontraban billetes a 2.000 euros. Y es que los reventas hasta han llegado a ofrecer grandes cantidades de dinero para comprar a las acreditaciones a los periodistas que han cubierto el evento.

Mientras tanto, una marea azulgrana, amarilla y rojiblanca se apoderó pacíficamente del centro de París y el trayecto hasta el estadio, situado en las afueras de la capital.

Privilegiados

Al final, unos 20.000 aficionados de cada equipo pudieron entrar en el estadio, un movimiento de masas que se ha convertido en el cuarto desplazamiento más masivo de la historia azulgrana, que logró llevar 45.000 aficionados en la final de Sevilla (1986), 35.000 en la de Basilea (Recopa 1982) y 25.000 en la que ganó en Wembley, Londres (1992). Así, vivió el barcelonismo un día de ensueño y homenaje en el cuarto aniversario del fallecimiento de Ladislao Kubala.