Antes de que arrancara esta ilusionante fase de ascenso a Liga 123, la pregunta revoloteaba siempre en el ambiente: ¿habrá fichaje para el playoff? El Extremadura no dispone de fichas libres para ello, por lo tanto, se antojaba casi imposible. Eso es, casi. Porque en el fútbol no hay nada imposible. El Extremadura ha encontrado ese fichaje al rededor del césped. En la grada. En los cimientos que sustentan su templo. El domingo pasado, una afición que ya supo vestirse una vez de Primera, volvió a enfundarse ese traje de gala para rememorar los mejores tiempos del fúbol de esta ciudad. «Fue único», recordaba el presidente, Manuel Franganillo, testigo como aficionado de lo que pasó hace 20 años y privilegiado presidente ahora. Periodistas de la antigua escuela y veteranos de guerra azulgrana también lo decían.

Y es que, ante el Deportivo B, la afición fue ese jugador número 11 sin el que se había quedado el Extremadura tras la expulsión de Borja. Precisamente, esa rigurosa roja, encendió los ánimos de una afición entregada y correspondida por el bravío esfuerzo de sus jugadores.

«Yo había visto a esta afición rugir, pero no como el pasado domingo. Era jugar constantemente con los pelos de punta. Era una jaleo ensordecedor. Emocionante. Fue algo espectacular», recordaba Aitor Fernández, el hombro que portó el brazalete de capitán. Willy lo vio desde la grada: «ver a tu equipo luchar como lo hizo y ver a tú afición apretar así, son sensaciones impagables. Juntos demostraremos que podermos ser invencibles, a pesar de las dificultades», escribió ayer.

Varios jugadores quisieron agradecer públicamente ese incondicional apoyo de la grada. «Ayer fuimos un equipo. Increíble la afición. En momentos de flaqueza estabáis ahí. Qué fácil se hace todo cuando tu estadio empuja así», apuntó Pardo. Incluso el jugador del Deportivo Fabril, Uxío da Pena, escribió en sus redes sociales que lo vivido en el Francisco de la Hera fue de superior categoría.

Almendralejo ha vuelto a encender la llama de la ilusión. Una mecha que nunca se ha apagado, pero que ahora vuelve con más fuerza que nunca.