Estaba escrito. No en una profecía sino en el asfalto de Plateau de Beille. Estaba escrito que el elegido para reinar en esa cumbre sería un chaval de Pinto que, vestido de blanco, balancearía su bicicleta como una bailarina para ascender hacia el cielo. Alberto I de los Pirineos. ¡Cómo se ha rendido la afición al mejor joven del Tour! ¡Cómo le animó! ¡Cómo ha logrado meterse a todo el mundo en el bolsillo en solo dos semanas! Plateau de Beille consagró, ante miles de aficionados, al nuevo ídolo del ciclismo español: Alberto Contador.

"Contador, Contador, Contador". El ciclista del Discovery Channel acaparó gran parte de las pintadas en la carretera que la afición ya tenía listas muchas horas antes del paso de los corredores. Aunque hubo para todos: Valverde, Txurruka, Pereiro, Mayo... Plateau de Beille fue ayer una plaza española.

Quizá por primera vez, la afición catalana superó en número a la vasca. Maillots de Gràcia, de Rubí, de Lloret... Jordi Camps y Xenxo Ramí- rez, dos veteranos cicloturistas de Berga, viajaron hasta Ax-les-Thermes. "Es la primera vez que subimos a esta cima, pero siempre visitamos la etapa del Tour que nos quede más cerca. El año pasado estuvimos en la de Pla de Beret". Entonces tuvieron que conformarse con ver ganar a Menchov.

Pero, aunque ayer no fueran la marea naranja de otras ocasiones, no faltaron los vascos. Como Juan Antonio Aguirre, que a sus 63 años lleva 22 sin perderse una etapa pirenaica. "Llevo aquí tres días, con mucho frío, a siete grados en la tienda de campaña". Juan Antonio, de Bilbao, claro, recalca con orgullo que en este Tour hay 17 ciclistas vascos.

Pero hasta él, que reniega de Iban Mayo ("hace años le pedí una foto en La Mongie y me dio la espalda"), se rendía antes de conocer el desenlace de la etapa al nuevo fenómeno madrileño. "A Contador no le conocíamos nadie y ahora hay que tenerle muy en cuenta. Si sigue estando en la pomada habrá que tenerle muy en cuenta".

Con los suyos

Y ayer lo estuvo. ¡Vaya si lo estuvo! "Espero que la gente haya disfrutado de la etapa", decía el ganador. Que se lo pregunten a su gente, a la ruidosa afición de Pinto. El sábado se dejaron ver en Albi y ayer se instalaron a mitad de la ascensión para transmitirle la fuerza que al final le permitió soltar al pegajoso Cadel Evans y batir a Michael Rasmussen en el esprint. "No me ha hecho ninguna gracia su actitud. No ha cumplido su palabra y he tenido que esprintar. Aunque mejor así, más valor tiene la victoria", comentó, molestó, el ganador.

Carácter y sensatez a partes iguales. Dos requisitos imprescindibles para ser un campeón. La clase la venía demostrando desde hacía tiempo. Le faltaba un escenario para consagrarse y ayer, en Plateau de Beille, interpretó magistralmente la pieza con la que se ha metido a la afición en el bolsillo.