A los pocos minutos de tratarle en las distancias cortas, salta a la vista que su naturalidad roza lo insultante y que ese ‘tú a tú’ resulta ser tarea sencilla, al tiempo que clarificadora para conocer su perfil humano. «Si estoy en Tercera División, es que ahora mismo soy jugador de Tercera, como el resto de compañeros, y eso también nos lo recalca el entrenador». El punta Alejandro Rubio Brito, futbolísticamente ‘Alex Rubio’ (San Fernando, Cádiz, 23 de julio de 1993) está en el Cacereño, donde es unánimemente valorado en positivo, y afirma haber rechazado ofertas «muy importantes, y no de boca, sino reales» el pasado verano.

Tras un año muy bueno en el Badajoz en Segunda B y un pasado que incluye el debut en Primera con el Sevilla de la mano de su «padre deportivo», Míchel, dice que su objetivo es «dar un paso hacia atrás para dar después dos adelante; al fin y al cabo, tengo 25 años; ojalá juegue con el Cacereño la próxima temporada en la Segunda B».

Y él mismo admite que podía haber sido mucho más, de no haber sido «porque no he estado centrado algunos años», asume con franqueza. «Todo el mundo me dice que tenía que jugar al menos en Segunda, pero…». También la llegada de Unai Emery al Sevilla le cerró la puerta. «Si hubiera seguido Míchel, quién sabe qué hubiera pasado conmigo».

«El Cacereño me ofreció cosas importantes y es una buena oportunidad. Rechacé ofertas porque me comprometí con Luis Puebla, aunque no había firmado, pero soy un tío de palabra. Me tuve que parar en Mérida para hablar con el presidente del Guijuelo para decirle que no», desvela el delantero.

Dice que también precisamente se había interesado por él el Mérida, pero expone que «nunca jugaría en el Mérida». Es, salvando las distancias, como el Sevilla-Betis, una rivalidad que también él conoce tras su pasado por un club que ensalza. «Solamente algunas cuestiones por algo personal que se quedará entre el club y yo hacen que no haya seguido en Badajoz, pero estuve muy feliz», argumenta con nitidez. Tiene palabras especiales para la afición, «que a mí me trató de lujo e hice allí muchos amigos».

Alex Rubio se ha propuesto este año destacar, pero tratar de jugar para el colectivo de un equipo en el que «si no quedamos campeones y después ascendemos, para mí será un fracaso». Para él, el CPC es «mucho mejor» al resto de equipos, «aunque hay que trabajar mucho para conseguir lo que queremos», apunta descarado.

«Cáceres me encanta, me han dado confianza y estoy superagusto. Este año me he propuesto cambiar. No puede ser que me enseñen 17 tarjetas, como el año pasado, por protestar». Alex Rubio dice que quiere tener autocontrol, algo que le ha fallado en momentos puntuales de su carrera. «Voy a intentar hacer el mayor número de goles, pero también asistencias», no duda en asegurar este futbolista que asume que su forma de jugar puede perjudicarle. «Sí, me dicen que a lo mejor no tengo que desgastarme y correr tanto, pero yo siempre he sido así, desde chico, y es muy difícil cambiar».

La conversación se desarrolla bajo el prisma inequívoco de la naturalidad. Y él se confiesa. «No soy la misma persona dentro que fuera del césped. Cuando entro al campo me transformo y a veces me he perjudicado, lo voy a conseguir y voy a cambiar». La ayuda de su familia y su novia son sus apoyos. En Cáceres vive con Rodri, otro nuevo fichaje. Otro talento innato.