No soy yo solo. Estamos todos seguros de que nos salvaremos al final de temporada". Así respiraba ayer Angel Marcos, entrenador del Cacereño. La tornas han cambiado diametralmente en lo deportivo, pero también en lo estrictamente psicológico: la confianza en el grupo es ya total tras los dos últimos triunfos y en la perspectiva del duelo crucial de mañana (17.00 horas) en Astorga.

Marcos habla de dinámicas y cree en su significado práctico. La del CPC es totalmente positiva en estos momentos, justamente cuando más se necesita, en el tramo decisivo de la temporada. "Vamos a por los tres puntos. Prácticamente eliminaríamos a un rival", afirmaba el técnico minutos después de finalizar el entrenamiento matinal en los campos Manolo Sánchez.

AUTODEPENDENCIA "No soy de hacer cálculos", insistió el de Serradilla, pero con cinco jornadas por delante se impone conseguir el objetivo de la permanencia por la vía rápida. "Queremos depender de nosotros mismos".

"Siempre he dicho que solamente nos faltaba marcar goles, que el equipo estaba haciendo un muy buen trabajo". Marcos insiste en que la razón de la crisis de resultados, ya olvidaba, estribaba en "los dos meses que no hemos hecho las cosas bien".

La expedición verde partirá a las cuatro de la tarde para pernoctar en la localidad leonesa esperando un duelo clave, un encuentro capital. Con el delantero Collado aún lesionado --acumula ya más de un mes en el dique seco-- la otra baja será la del defensa Mansilla, por sanción.

Su sustituto será, salvo sorpresa, Juan Carlos Mejías, que llegará desde Navalmoral de la Mata, donde ejerce como profesor, para sumarse al grupo. "El está bien, entrenando con el Amanecer". No habrá más cambio que ese, de no mediare contingencia de última hora.

El técnico no variará ni de hombres, salvo el obligado de Mansilla, ni de sistema. "El equipo está hecho y ahora nos está yendo bien así", dijo rotundo.