España no encuentra el modo de acreditar unos progresos razonables y su seleccionador no deja de desacreditarse. Con todo por hacer aún en la fase de clasificación para la Eurocopa, Luis Aragonés da muestras una vez más de una grave inestabilidad que solo puede provocar tensión en torno a un equipo huérfano de liderazgos. Después de negarse a hablar con los periodistas tras la victoria frente a Letonia, el veterano técnico (69 años) se escabulló ayer por la mañana y regresó en coche a Madrid al margen de los jugadores que volvieron en avión. No se ha planteado dimitir ni Angel María Villar, presidente de la Federación Española, piensa despedirle.

Cuando llegó a su domicilio de Alcobendas, a eso de la una de la tarde, Luis se encontró un par de equipos de televisión esperándole y los nervios volvieron a jugarle una mala pasada. En su precipitada maniobra para acceder al garaje, una moto le esquivó de milagro pero acabó dando un golpe a otro vehículo.

Lo único que confirmó ayer la organización federativa fue que Aragonés no pensó en ningún momento en marcharse y que Villar le respalda. Unicamente en el supuesto de no haber conseguido ganar a los letones podría haber buscado una salida. Una vez logrado el triunfo, su orgullo no le permite dar la espantá en puertas de entrar en el tramo decisivo del torneo

CAMPAÑA DE ACOSO Fruto de la sensación de maltrato que le produce la campaña de acoso a que se considera sometido por la prensa, Luis optó el miércoles por castigar a los periodistas con su silencio. Fue, al parecer, una decisión meditada. Lo tenía pensado desde la mañana anterior en caso de victoria y así se lo había hecho saber a sus allegados. En caso de empate o derrota no se hubiera escondido.

Lo que nadie sabía es que su silencio se va a prolongar por tiempo indefinido. Poco después de cruzar a toda prisa la zona mixta del estadio Carlos Tartiere, la jefa de prensa de la federación desvelaba que no volverá a hablar hasta la fase final de la Eurocopa, ni en rueda de prensa ni en entrevistas particulares. Ayer, según la cadena Ser, la novedad era que no volvería a hablar nunca más, aunque se exponga a sanciones de la UEFA.

DESCONCIERTO Entre los directivos y empleados de la RFEF no queda ya mucha gente que justifique sus reacciones, al margen de Villar, con quien le unen llamativas coincidencias tanto en cuestión de carácter como de actitud. En cuanto a los jugadores, ninguno confiesa en público el desconcierto que suele provocarles a menudo su forma de actuar. Algunos, como Albelda, prefieren respaldar a Aragonés en sus ataques a la prensa. "Tenemos que remar todos en la misma dirección, pero parece que no todos queremos que España vaya a la Eurocopa", declaró el centrocampista del Valencia, uno de los pocos que habló tras el partido del miércoles. "No se ha pactado nada. A lo mejor Luis cree oportuno que no debe hablar con los medios y ya está", dijo Casillas.

El ministro del Interior se pronunció en favor de su continuidad en el cargo. "No se puede cambiar de caballo en plena carrera. Prefiero la continuidad al cambio", declaró Alfredo Pérez Rubalcaba en Onda Cero.