El maratón de cuatro clásicos que van a protagonizar los dos grandes del fútbol español, Real Madrid y Barcelona, se inicia esta noche en el Bernabéu con el que en principio tenía menos importancia, pero que puede dar por zanjada la Liga si vence el equipo de Pep Guardiola (22.00 horas, La Sexta).

La distancia de ocho puntos reduce el morbo del partido más esperado de la temporada, al encadenarse con tres consecutivos por la final de Copa del Rey y el fratricida duelo de semifinales en Liga de Campeones.

Pero un Real Madrid-Barcelona siempre genera máxima expectación. El duelo de los considerados mejores entrenadores del mundo, José Mourinho y Pep Gurdiola. Los dos mejores futbolistas del planeta, Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Dos plantillas que conforman dos proyectos de gigantes que han convertido el campeonato en una Liga bipolar de inicio a fin.

El madridismo llega a las citas que separan el éxito del fracaso en la temporada con aires de venganza. La hegemonía del Barcelona en los últimos duelos y sus dos últimos triunfos en el coliseo de La Castellana aún escuecen. El 2-6 y el 0-2 decidieron los dos últimos títulos ligueros y a la tercera el Real Madrid quiere conseguir un triunfo que devuelva el pulso a la pelea liguera. Sin olvidar la ´manita´ recibida en la primera vuelta en el Camp Nou.

MAXIMA TENSION Por eso José Mourinho, que evitó comparecer ante los medios en la víspera para escapar de más polémicas, prepara un equipo formado en su gran parte por titulares indiscutibles. Saltará al campo con la única idea de derrotar al rival, demostrar que el Barça no es invencible y ganar las dosis de moral necesaria para afrontar el resto de clásicos decisivos.

Recupera respecto al duelo europeo de Londres, ante el Tottenham en Liga de Campeones, a Pepe en el centro de la defensa y a Angel Di María en el extremo derecho. La principal duda a resolver es si salir a pelear con las mismas armas de su rival, como hizo con mal resultado en la primera vuelta, o estrenar el trivote en el centro del campo.

Para el Barcelona, todo lo que no sea perder será tener abiertas las puertas del título de Liga. Estratégicamente, Guardiola tiene trabajo. Tras el partido en Donetsk y 48 horas de reposo antes de la primera batalla, la composición de la defensa y del mediocentro defensivo es la decisión más trascendente que debe adoptar.

La gran noticia en los catalanes ayer fue el regreso de Carles Puyol a una convocatoria. Lleva fuera de ellas desde mediados de enero por una lesión que no terminaba de curar, aunque está por ver si está en condiciones de jugar hoy.

DUDAS EN DEFENSA En el eje defensivo, el Barcelona se ha acostumbrado a jugar con un central con salida de balón (Gerard Piqué), acompañado por un central rápido, con capacidad de corregir en los metros finales. Parecía que en Donetsk Guardiola había encontrado a su hombre, después de revolver en el banquillo. Javier Mascherano brilló como acompañante de Piqué, pero para hoy está sancionado.

Cerrada esta opción, que quedará aparcada para la final de Copa, y siempre que Puyol no esté para saltar al campo, el Barça podía jugar con la pareja Piqué-Busquets o con la formada por Piqué y Gaby Milito. El eje defensivo es el único talón de Aquiles del equipo, el único resquicio que despierta alguna duda, aunque los azulgrana lo intentarán mitigar con la máxima posesión posible del balón.

Esta decisión de Guardiola determinará buena parte de la alineación. Si Busquets juega de central, Keita jugaría de mediocentro; si Milito es el elegido, el de Badia será quien equilibre el juego en la medular.

El resto de la alineación no debe ofrecer muchas dudas, incluyendo el regreso al once inicial de Pedro. El Barça sabe lo que se juega. Es el mejor visitante y desde que ha llegado Guardiola, los azulgranas han ganado los cinco clásicos disputados, incluido el 5-0 de la primera vuelta en el Camp Nou.