El rally Dakar comienza este lunes su edición más atípica, por su corta duración, de apenas diez etapas; por disputarse casi íntegramente sobre arena y dunas, y por hacerse por primera vez en un solo país, Perú, donde la caravana se enfrentará a uno de los desiertos más difíciles y duros de cruzar.

Del 7 al 17 de enero, el Dakar 100% peruano dará una gran vuelta al desierto costero que se extiende entre los Andes y el océano Pacífico, con una ruta que tendrá salida y llegada en la capital Lima y paradas en las ciudades de Pisco, San Juan de Marcona, Arequipa, Moquegua y Tacna, esta última en la frontera con Chile.

Por el podio de salida, ceremonia que se celebró ayer en las playas de Lima, desfilaron 534 participantes entre pilotos, copilotos y mecánicos, que irán a bordo de 337 vehículos, de ellos 138 motos, 96 coches, 41 camiones, 33 UTV (Vehículos Utilitarios Todoterreno) y 29 quads.

Serán más de 5.000 kilómetros de recorrido, de ellos casi 3.000 cronometrados, sobre un escenario temido por muchos pilotos, pues el año pasado ya dejó fuera de carrera a varios favoritos, como el español ‘Nani’ Roma o el francés Sébastien Loeb con solo cinco días de competición en Perú. Esta vez será el doble.

Sobre este escenario de arena blanda y dunas vertiginosas, por momentos impredecible y lleno de trampas, la intensidad y las dificultades compensarán la duración más corta y harán que ningún piloto tenga garantizada la victoria hasta cruzar la meta.

«Creo que va a ser estresante con tanta duna. Nadie va a estar seguro de haber ganado hasta el final», afirmó a Efe Carlos Sainz, vigente campeón del Dakar en coches. A sus 56 años, el madrileño vuelve al rally que ha ganado en dos ocasiones (2010 y 2018) para correrlo por duodécima vez, defender el título y buscar un tercer triunfo que agrande aún más su leyenda.