¿A quién no le ha chafado algún plan el coronavirus? En el caso del paratriatleta Miguel Coca (Plasencia, 2-11-1977), su idea era viajar las próximas navidades a Armenia y Azerbaiyán y hacer una ruta en bicicleta de 800 kilómetros, uniendo el mar Caspio con el mar Negro, pero está claro que esa aventura tendrá que esperar.

«Quería cambiar el escenario, buscar un sitio poco habitual, y pensé que sería un proyecto interesante, terminando en Bakú, pero creo que no va a poder ser. Hay que ver cómo evoluciona todo este tema», afirma Coca, que ha acumulado podios nacionales e internacionales en su categoría durante la última década, aunque desde 2016 su actividad competitiva no bajado en intensidad. «Es que ya tengo una edad», dice.

A falta de visitar esa parte de la antigua URSS tendrá que tirar del producto nacional --o más bien peninsular--, como ocurrirá previsiblemente con el turismo. «Lo que estoy empezando a mover es hacer la Madrid-Lisboa en solitario», cuenta. Es la clásica Non Stop que pasa por Extremadura todos los años y que está prevista en esta edición para el 25, 26 y 27 de septiembre, pero que podría pasar al último fin de semana de noviembre dependiendo de la situación. Todo depende de las autoridades sanitarias de España y Portugal.

A Coca se le ve dolido con lo sucedido en 2019, cuando corrió por relevos con otros deportistas con discapacidad. «No llegamos como debíamos haber llegado. No dimos la talla. Ahora está la oportunidad de promocionar lo extremeño. Creo que es el momento», reconoce.

Su confinamiento ha sido tranquilo y muy rural. Ejerce como monitor multideportivo en el área de Deportes del ayuntamiento de Plasencia, pero no pudo seguir con las clases que desarrolla. Se instaló en la cercana Valdeobispo, donde se ha intentando mantener en forma junto a su pareja y su hija Oliva, de cuatro años. «Ha echado de menos el colegio y lo ha llevado mal porque es muy sociable», lamenta.

Su forma de hacer ejercicio, aparte de las pesas, casi podría denominarse «agrodeporte». «He cogido un zacho y he cavado un huerto, sembrando tomates, cebollas... Cosas así para autoabastecerse. ¡Es muy duro! Yo me encuentro bien y con ganas de hacer cosillas».

Y deja una visión ecologista de la crisis: «Debemos reinventarnos. He estado en muchos sitios y no nos acabamos de creer el cambio climático, glaciales que han retirado sus hielos, O hacemos algo sostenible o no sobreviviremos. Tenemos que convivir con la naturaleza, respetarla. No podemos basarnos solo en el consumismo, en el capitalismo, reflexionar. Generamos demasiados residuos».