Muy poco tiempo ha transcurrido entre un Barça que se paseaba por todos los escenarios, incluso levantando el pie de acelerador para no avasallar a sus rivales, a uno que acaba un partido asumiendo falta de intensidad y actitud.

Las dos velocidades que se vieron en el Amsterdam Arena, la efervescente del Ajax y la ramplona y desacompasada del Barça, ilustran una vez más que este año el equipo catalán no sólo tiene problemas con el control del balón o la posesión del mismo, algo impensable hace años, sino con factores como la intensidad o actitud, como así han subrayado algunos de sus jugadores.

En anteriores temporadas, al Barça se le llegó a criticar algunas actuaciones, aunque nunca se le reprochó a través de la autocrítica ni falta de intensidad ni actitud. Tras el varapalo que sufrió en Amsterdam, no tanto por el resultado ni por la consecuencia del mismo -sigue siendo líder del grupo y con un punto ante el Celtic se garantiza esta posición-, algunos de sus jugadores no tuvieron más remedio que hablar de actitud.

Primero fue el defensa central Gerard Piqué, quien a la conclusión del partido señaló que a su equipo le había faltado "actitud", declaración que fue asimilada posteriormente por el capitán Carles Puyol, y matizada más tarde por otro de los capitanes, Xavi Hernández, quien señaló que más que falta de actitud de lo que adoleció su equipo fue de ausencia de "intensidad".