Tras su sonrojante derrota en el Ciutat de Valencia ante el Levante (3-1) en Liga, el Barcelona tiene una oportunidad este martes (18.55 horas) de rehabilitar su imagen contra el Slavia de Praga, al que recibe en la cuarta jornada de la Champions con el objetivo de encarrilar su clasificación para los octavos de final de la competición.

Los azulgranas siguen invictos en esta competición (dos victorias y un empate) y colideran la Liga, pero su fútbol dista mucho del que se espera de un equipo plagado de estrellas que aspira, una temporada más, a pelear por todos los títulos. Ya acabaron pidiendo la hora hace dos semanas en Praga, donde sufrieron lo indecible para derrotar al Slavia a domicilio (1-2). También tuvieron que sudar tinta para doblegar al Inter en el Camp Nou (2-1) y salieron vivos de milagro de Dortmund (0-0).

Que el Barça está jugando con fuego desde hace semanas es una obviedad que hasta jugadores como Ter Stegen o Antoine Griezmann han reconocido, por mucho que su técnico, Ernesto Valverde, insista en negar la evidencia, al menos en público, una y otra vez.

Este martes los azulgranas tendrán una nueva oportunidad de subir el nivel -algo necesario si se quiere ir con garantías por Europa- ayudados por su condición de local, pues el juego del equipo sube algunos enteros cuando el partido se disputa en el Camp Nou.