Eran las doce de la mañana de ayer y el presidente del Cáceres, José Manuel Sánchez, escenificaba en la sede de la Federación Extremeña de Baloncesto lo que todos ya sabían: presentaba en nombre de su club la documentación necesaria para jugar la próxima temporada en LEB Plata. Supuestamente, será admitida por la Federación Española, que trata de hacer equilibrios estos días para reunir al mayor número de equipos posible en la tercera categoría nacional.

La adhesión --aunque a regañadientes-- del Cáceres ya la tiene. Un peldaño por debajo de las últimas cinco temporadas por voluntad propia, pero todavía en un estrato profesional en lo que se pretende que sea, paradójicamente, un nuevo impulso para la entidad nacida en el 2007. Aquel año se militó también en LEB Plata y se vivieron algunos momentos felices que ahora se confía en repetir, aunque con la guinda final de un ascenso por méritos deportivos. A quien se le ha encargado esa misión es a Ñete Bohigas, un experimentado entrenador de la casa bien visto por la hinchada.

Con Mario Segalás propuesto como su ayudante, Bohigas y el Cáceres pretenden configurar un equipo que esté arriba en la clasificación y vuelva a enganchar al público. Finalmente han ganado los que consideraban que bajar a EBA podía suponer la muerte del proyecto y que la Plata es el mejor lugar para pasar una época de transición en plenos tiempos de crisis. El club asegura arrastrar un déficit de temporadas anteriores que espera ir aminorando y además mantiene la etiqueta de club extremeño de baloncesto masculino mejor situado.

Después de unas semanas de cierta parálisis, la maquinaria está ya funcionando en distintas vías a nivel institucional: decidir la hora y lugar de los partidos de casa, la campaña de abonados... Todo para tratar que la plata no sepa amarga.