Analistas del mundo entero bucean en el vídeo en busca del secreto que esconde ese Bolt que cubre 200 metros en 80 zancadas y cierra el crono en 19,19. La gran estrella de estos campeonatos desata estos días todo tipo de análisis, como queriendo buscar los porqués a una concatenación de marcas extraordinaria. Especular con sus límites es una tarea tan inútil como fascinante.

Asombro ante un

"ser excepcional"

La explicación es simple, quizás demasiado para las expectativas de estos tiempos tan mediáticos: "Este hombre tiene una musculatura de mejor calidad que la de sus rivales. No hay refinamiento técnico, sino que estamos ante un ser excepcional. Sin más". Nos lo explica Jesús Dapena, profesor del departamento de Kinesiología de la Universidad de Indiana, y coincide con él Carlo Vittori, el entrenador más prestigioso de la velocidad europea: ±Bolt es una ´broma´ genética".

Los cientificistas retuercen el vídeo observando la curva más rápida jamás recorrida por un hombre (9,91), pero la solución está ahí.

Con Usain Bolt,

Darwin se ha superado

En Bolt se da una triple conjunción: genética, motivación psíquica y entrenamiento. Vittori dirigió a Pietro Menea, el mejor velocista blanco de siempre, recordman mundial de los 200 m. (19,79). Desde Roma nos narra el perfil del jamaicano: "Bolt ya era así a los 18 años, con una estatura excepcional para un velocista, superando el 1,94 que medía Tommie Smith, plusmarquista de 200 en México-68 con 19.83.

Posee una longitud de pierna extraordinaria (1,06 m.) y aún así mueve las piernas 4,4 veces por segundo, lo que da una ecuación amplitud/frecuencia que rompe todos los moldes. ¿Cómo lo logra? Gracias al hecho genético más la motivación psíquica". Primero, los genes: "Bolt es una broma genética, un scherzo de Darwin. De dos padres normalitos surge el prototipo perfecto de campeón. Toda la genética es casualidad, pero con Bolt, Darwin se ha superado".

Cuatro factores parabajar de 19 segundos

¿Dónde puede mejorar Bolt este récord de 200 m? Sin duda, en pequeños detalles, como esa portentosa hiperlaxitud del pie izquierdo, que le permite negociar mejor que nadie las curvas. Si en Berlín arrancó 5 centésimas a Pekín, el viento siguió perjudicándole en el Mundial (-0,3 m/s).

Con un viento favorable en el límite legal (+2 m/s) hablaríamos de 20 centésimas de mejora, según la tabla Dapena-Linthorne. También la altitud, irrelevante en Pekín y Berlín, pues bastaría que Bolt corriese en una pista a 600 metros para mejorar su rendimiento. Y no digamos si arriesga más y corre la curva pegado a la línea blanca de la calle.

El jueves, muy prudente, transitó por el centro del pasillo, regalando al menos cuatro centésimas. La suma de viento, altitud, frescura y riesgo arrojan una mejora potencial de 25-30 centésimas, suficientes para destrozar el muro de los 19 segundos.

A por el triple-triple y el récord de 400 lisos

La final de los 200 metros del jueves no resultó la carrera perfecta, aunque lo parezca a través de las imágenes de televisión y la enorme marca.

Sus parciales cada 50 metros fueron estos: 5,60 el primero en 23 zancadas; 4,31 el segundo (19); 4,54 el tercero (19,25); y 4,74 el último tramo corrido en 18,75 zancadas; esos parciales indican una difícil digestión de la recta, tras una curva prodigiosa (9.91 por 9.98 en la final de los Juegos Olímpicos de Pekín) en la que alcanzó una velocidad máxima de 42,5 Km/h a los 70 metros. Pero en la recta, Usain Bolt flaqueó levemente: 9.28, algo mejor que en Pekín (9,32), pero aún alejado del legendario atleta estadounidense Michael Johnson cuando firmó su récord (9.20) y acabó con zancadas forzadísimas de 2,86 m de amplitud.

¿Causas de tan difícil recta? La fatiga del campeonato en la que ya ha logrado el primer doble-doble de la historia (oro y récord en Juegos Olímpicos y Mundial), a la espera de lograr hoy el primer triple-triple con el triunfo y plusmarca en el relevo 4 x 100 m. Más el reto de un futuro 400 m. en menos de 43 segundos.